EL ARTE DE MEDITAR

No necesitas aislarte en la cima de una montaña para encontrar quietud. Descubre cómo disfrutar de un oasis de tranquilidad en tu día a día.

Estás en desequilibrio cuando piensas las cosas de más, pierdes el sueño, te falta el aire, te sobra el cansancio y sólo deseas aislarte. En esos momentos, necesitas volver a tu centro.

Para recuperar el balance, primero, hay que tener claro qué significa éste. De acuerdo con el Centro Nacional para el Bienestar Emocional, se trata de “la conciencia, la comprensión y la aceptación de nuestros sentimientos y nuestra capacidad para manejar de manera efectiva los desafíos y el cambio”.

En otras palabras, estar aquí y ahora, fluyendo en el proceso. ¿Y cómo se logra eso? A través de la meditación basada en la

atención plena. Sobre este tema, la cantidad de ensayos controlados ha aumentado exponencialmente, de uno registrado entre 1995 y 1997, a más de 200 entre 2013 y 2015, de acuerdo con The Harvard Gazette. Sus resultados han demostrado beneficios contra una variedad de afecciones físicas y mentales, incluida la depresión, el dolor crónico y la ansiedad.

Para conocer cómo incorporar esta práctica en tu día a día y qué opciones existen, conversamos con Adriana Azuara, latinamerican wellness leader.

“Tenemos que buscar una actividad que nos haga latir el corazón, experiencias que nos desafíen y nos enriquezcan.

Que nos hagan conectar con nuestro cuerpo y con nuestro ser interior”, explica la experta. ¿MENTE EN BLANCO? “La meditación es un ejercicio formal para cultivar la compasión y la conciencia”, según

Headspace. Pero existen muchas maneras de practicarla, la plataforma digital enlista las siguientes opciones:

Atención enfocada: es un modo bastante sencillo que utiliza la respiración para centrar la atención, anclar la mente y mantener la conciencia.

Escaneo corporal: en esta técnica se realiza una radiografía mental de los pies a la cabeza, poniendo atención sobre cualquier malestar o sensación que exista.

Toma nota: fíjate qué te distrae y escríbelo, como una manera de darle su espacio y soltarlo. A la larga, aprenderás sobre tus patrones y condicionamientos.

Visualización: se trata de reemplazar la respiración con una imagen mental como objeto de atención. Al practicar esta técnica, podrás observar la mente y concentrarte en cualquier sensación física.

Compasión hábil: consiste en enfocarse en una persona que conoces o amas, y atender a las sensaciones que surgen del corazón. Al abrir los corazones y las mentes, fomentamos un sentimiento de felicidad en nuestra propia mente.

Conciencia en reposo: esta técnica se basa en dejar que la mente descanse de verdad.

Los pensamientos pueden entrar, pero en lugar de distraerte, simplemente los dejas ir.

Reflexión: un método que te invita a ser consciente de los sentimientos, no de los pensamientos que surgen cuando nos enfocamos en la pregunta: ¿qué es lo que agradeces?

Para Adriana “lo esencial es reconocer los sentimientos y el momento que vives, sin evadir, y usar estas herramientas para tratar de integrar bienestar”.