ESCRITURA CURATIVA

Con ayuda de un terapeuta, tu “querido diario” puede convertirse en parte de un maravilloso proceso de sanación emocional.

Para valorar las bondades de la escritura, enfocadas en experiencias positivas, Laura A. King –del departamento de ciencias psicológicas de la Universidad de Missouri– llevó a cabo un estudio en el que se asignó aleatoriamente una muestra de 81 estudiantes universitarios con el propósito de escribir sobre su evento de vida más traumático, su mejor yo futuro posible, ambos asuntos o un tema de control no emocional, esto diariamente durante 20 minutos, por cuatro días consecutivos.

Antes y después de escribir se registró su estado de ánimo, tres meses después se obtuvieron conteos de sus visitas al centro de salud por enfermedad. ¿Los resultados? Quienes redactaron experiencias buenas tuvieron, a su vez, una actitud positiva mejorada y visitaron el centro de salud en menos ocasiones. Esto nos demuestra que la escritura expresiva, utilizada como una herramienta terapéutica, aplicada a sobrevivientes de trauma, y en entornos psiquiátricos, ha sido un fructífero tema de estudio, y para conocer más sobre sus ventajas, conversamos con Liz Basañez, fundadora del primer Centro Cognitivo-Conductual de Ansiedad, TOC y Depresión en México.

PALABRAS SUELTAS

“En el momento en que escribes, tomas conciencia de tu propia letra y experiencia”. – Liz Basañez

La terapeuta cognitivo–conductual explica la importancia de establecer una diferencia entre llevar un diario tradicional a uno que se integre dentro de una práctica terapéutica. Lo primero es entender que hay dos formas de abordar este tipo de documentación: la terapéutica y la catártica, esta última no tiene

una intención específica. Está redactada “en un hilo de pensamiento tangencial, que no posee guía ni un propósito específico. Simplemente es liberarte sobre lo que ha pasado, lo que sientes, lo que piensas o lo que te gusta”, describe Liz.

Aunque esa libreta especial, en la que seguramente anotabas tus reflexiones de pequeña, tiene un registro único y personal de tus vivencias, al sólo recopilar los sucesos de tu existencia de manera subjetiva, más que una función útil dentro del consultorio de un especialista, sirve para expresarte y soltar emociones, sentimientos o pensamientos que, en ocasiones, cuesta trabajo manifestar.

Y ese es el poder de la catarsis, tal cual los antiguos griegos la definían: un acto de purificación ritual. Se trata de un ejercicio individual que puede plasmar situaciones o ayudar a organizar pensamientos, lo que facilita lidiar con una emoción abrumadora, de ahí el potencial existente para manejar la ansiedad, reducir el estrés y lidiar con la depresión.

CON INTENCIÓN

Los diarios terapéuticos tienen un enfoque de conocimiento en el que el psicólogo puede ver, de manera panorámica, varios escenarios y, gracias a ello, hacer un análisis más sofisticado. “En ellos sueltas con intención, enfoque, tiempo y revisión. Si se hace un estudio a partir de lo escrito, se podrán identificar puntos de coincidencia, unir eslabones y así generar una visión interna mucho más refinada”, aclara Liz.

Si está dirigido por un experto en la materia con cédula profesional, este registro puede enfocarse en procemetaanalíticos sos sobre eventos, pensamientos y sentimientos. En estos casos, explica Liz, la práctica puede dividirse en dos subcategorías: el journaling de expresión, el cual suele centrarse en eventos negativos, y el otro es el diario de gratitud, en el que sólo se anotan situaciones positivas.

“Los terapeutas les damos pautas a los pacientes, les decimos en qué queremos que se centren y lo anoten. Escribir es ponerle un nombre, un sentido, ponerle la banAl dera. hacerlo con enfoque le das una intención. Y si lo haces sobre lo negativo, puedes aprender a tolerarlo”, comenta.

SER AGRADECIDAS

Para entender la segunda división, la especialista narra los estudios del psicólogo Martin Seligman, conocido como el padre de la desesperanza adquirida. “Él hizo una caja con rejillas electrificadas donde puso roedores. Al principio, ellos saltaban para ponerse a salvo, pero después de varias modificaciones al sistema, llegó el momento en que un número estadísticamente significativo dejó de brincar, se arrinconaba aún con la descarga eléctrica, ya no hacía nada al respecto”.

Este es el modelo de depresión animal, la base para la depresión es no hacer nada porque nada va a cambiar; entonces, ¿cuál es el objeto para moverse? En los últimos años Seligman modificó su enfoque, escribiendo e investigando sobre los efectos de la gratitud. Con el cambio de visión encontró un círculo virtuoso: “Ese acto de empezar a tomar en cuenta las cosas positivas que te pasan. Lo que te permite tener un balance, lo que te tranquiliza”, describe.

¿El resultado? “Un aumento positivo en el estado de ánimo, motivación, mejores relaciones personales, más concentración y productividad”, enlista.

Tanto el diario de expresión como el de agradecimiento son documentos confidenciales, el experto que te oriente no pretende juzgarte, tampoco se ocupará de la redacción, pues lo que desea es tu versión más honesta y abierta.