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EL FUNDAMENTO DE LA VIDA

Mónica Isabel Pérez

¿Es el placer el objetivo de la existencia? Para muchos teóricos hedonistas lo es. Y en The Cape parecen estar de acuerdo con ellos: todo en este hotel de Cabo San Lucas ha sido planeado para dar goce y disfrute, y no del efímero. El que se experimenta aquí, permanece indeleble en la memoria

PARECE QUE ESTAMOS FRENTE A UN CUADRO HIPERREALISTA, pero el movimiento y el rugido del mar recuerdan que no es así, que lo que se ve es nada más que la realidad. Una paradísiaca. La duda surge a causa del marco negro que rodea el paisaje, idea de los arquitectos del despacho JSa Arquitectura –comandado por Javier Sánchez y Benedikt Fahlbusch–, quienes encontraron, entre techo y suelo, el efecto perfecto. Al llegar al The Cape, gracias a la estructura del lobby, lo primero que se ve es un cuadro maravilloso y viviente que simula el portal hacia una dimensión relajada y placentera.

El efecto se repite, aunque no de la misma manera, en diversos espacios del hotel. Al ir del elevador a la habitación, o al visitar el spa, siempre el mar luce atrapado entre muros como si se nos mostrara solo un trozo de él para poder comprender su grandeza. Y, además, el ruido. El vaivén de las poderosas olas que son perfectas para practicar surf y que acompañan con su ritmo las playlist que el hotel tiene diseñadas para ambientar cada uno de sus espacios. Un mix perfecto entre el lujo contemporáneo que tanto aprecia el arte, la personalización y el ingenio con la naturaleza desbordante y contrastante de la Baja que tan fácil nos lleva del océano al desierto y de lo urbano a lo indómito.

CUANDO LAS HORAS BAJAN

Decía Oscar Wilde que los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complejos. Quizá por eso, en este hotel de lujo podemos encontrar las deliciosas complicaciones a las que nos ha acostumbrado la ciudad como mixología creativa, platillos de autor y mobiliario que

combina estilo industrial con trabajo artesanal, y el ingrediente que intensifica la experiencia no es otro que un fenómeno natural que, aunque ocurre a diario, es siempre grandioso y diferente: el atardecer.

Según un estudio publicado por el Journal of Environmental Psychology, ver paisajes en las horas crepusculares (el amanecer y el atardecer) resulta un placer que toda la humanidad comparte, ya que –según sugieren los investigadores– mejoran nuestro estado emocional. Para el filósofo de arte Dennis Dutton, es incluso un factor evolutivo pues, decía, observar atardeceres desarrolló el sentido estético de nuestros antepasados en el Pleistoceno. Aunque, claro, de todo esto podríamos no enterarnos nunca y nada cambiaría: igual esperaríamos, desde la ubicación privilegiada que tiene The Cape, ver al sol meterse en el horizonte dejando en la penumbra el famoso arco de Los Cabos. Así que, aprovechando una afición tan ampliamente compartida, la arquitectura del hotel permite que el atardecer se disfrute en todos lados. De manera especial ocurre en el rooftop, junto a la fogata, un espacio donde lo mismo se puede bailar con los Dj’s y bandas invitadas que pasar una velada tranquila con una cata de vinos guiada, donde se privilegia a los vinos mexicanos y se presume la joya de la corona del hotel: Reserva de tintos, un vino que se ha hecho en especial para The Cape y que pronto tendrá más variedades por presumir. Pero también en el vestíbulo al aire libre del Sunken Bar y, por supuesto, en los ventanales que rodean Manta, el restaurante del chef Enrique Olvera donde sirven un camote rostizado con mole almendrado y un pastel tres leches que obligan a hacer el viaje a Cabo San Lucas lo más pronto posible.

CONSENTIR AL CUERPO Y AL ALMA

Descansar no implica quedarnos estáticos. Por el contrario, muchas veces nos exige movernos, enfocarnos en nuestro cuerpo y sus posibilidades. Aunque si bien muchos huéspedes de The Cape son surfistas profesionales, hay que reconocer que no todos tenemos las mismas habilidades. Lo cual no importa, porque el programa de wellness del hotel nos permite tener una probadita de la experiencia con la clase de Surfit que organizan en la playa de la mano de los instructores de Supa. El ejercicio consiste en realizar movimientos y posturas básicos del surf sobre una tabla en movimiento que –cero preocupación– no está en el mar, sino en la arena, y que obliga al usuario a mantener la concentración

SEGÚN UN ESTUDIO PUBLICADO POR el Journal of Environmental Psycologhy, VER PAISAJES EN LAS HORAS CREPUSCULARES (el amanecer y el atardecer) resulta un PLACER QUE TODA LA HUMANIDAD COMPARTE, ya que MEJORA nuestro ESTADO EMOCIONAL

y el balance. La clase inicia recién pasado el amanecer y deja a los músculos deliciosamente adoloridos y listos para un masaje en Currents, el spa de The Cape al que debemos llegar siempre hasta una hora antes de la cita, porque su circuito acuático es excepcional. Por supuesto, aunque hay cabinas, el masaje puede tomarse al aire libre, lo mejor para respirar profundo, cerrar los ojos y dejarse llevar. Luego, cualquier deseo puede ser cumplido: sushi fresquísimo en Sunken Bar, botanas y champaña en la alberca o, por qué no, una visita al concierge para que organice una escapada fuera del hotel.

DE NUEVO ANTE EL CREPÚSCULO

Gracias a todas las alianzas y al reconocimiento que tiene The Cape en Cabo San Lucas, el servicio de concierge puede diseñar experiencias exclusivas fuera del hotel, como reservar una mesa en Animalón by the Sea, el restaurante del chef Javier Plascencia que funciona como un hermano marino de Animalón, su proyecto gastronómico de Ensenada.

Este increíble bote-restaurante de 49 pies nos muestra el rumbo que está tomando el fine dining: dejar las mesas y los manteles para convertir el acto de comer en una aventura. En este caso, en altamar, por una ruta en la que, con suerte, puede verse pasar a los delfines y que nos lleva a disfrutar de la vista del atardecer en el icónico Arco mientras un menú de cinco tiempos que cambia con la temporada –pero que siempre es creado usando solo con ingredientes de la Baja– va apareciendo ante nosotros en compañía de los vinos perfectos. “Tome sus placeres seriamente”, recomendaba el diseñador Charles Eames.

Finalmente, aquí agregamos una pertinente advertencia: nunca hagas menos una pastilla contra el mareo antes de subir al bote. Te lo decimos por experiencia.

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2023-09-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa