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Redescubrir la alegría

SU CÁMARA CAPTURÓ LA AFLICCIÓN; DESPUÉS VINO LA MUERTE DE SU PADRE Y EL DOLOR LE NUBLÓ LA VIDA. PERO CON EL PASO DEL TIEMPO, REGRESARON LA LUZ Y LOS COLORES

POR SARA HYLTON Fotógrafa y exploradora de National Geographic, Sara Hylton, fue acreedora de un National Magazine Award en 2018 por su trabajo sobre las mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas en Canadá.

LA AFLICCIÓN MARCÓ la primera década de mi carrera. Fotografié historias sobre temas devastadores: violencia sexual, migración, conflicto religioso, guerra. En la portada de mi libreta en 2019, escribí una cita de la Bhagavad Gita: “El alma no nace y tampoco muere”. La intención era recordarme que jugara más y me la tomara menos en serio. A veces me tocaba una misión extraña donde podía respirar, por ejemplo, fotografiar un artículo sobre tés para una revista de aerolínea. Estaba en la zona de Darjeeling, en el norte de la India, en las faldas del Himalaya, la región conocida por producir “la champaña de los tés”. Acepté el trabajo esperando capturar imágenes lúdicas, cinemáticas, pero al final, descubrí que no había sido así. Empaqué mi cámara y me sentí un fracaso.

En el camino en carretera de vuelta al hotel me di cuenta de que de un edificio adelante surgía un vapor muy denso. Cuando llegué a la escena, abrí la puerta del coche y me di cuenta de que era la estación de Ghum, del Ferrocarril Darjeeling del Himalaya, mejor conocido como el Tren de juguete, un atractivo turístico impulsado por locomotora a vapor.

Y, de la nada, una silueta corría hacía mí. Tomé mi cámara e hice tres tomas. Una fuera de foco, otra de composición deficiente, pero otra funcionó: es la foto que ven aquí.

Cuando entregué mis imágenes al editor para el artículo del té, no eligieron esta para publicación, pero sabía que para mí tenía significado. Había estado buscando la serendipia en mi propia vida. Esta fotografía simbolizaba justo eso.

Tenía 27 años la primera vez que viajé a India tras la muerte repentina de mi padre. Incapaz de comprender el significado de la muerte dentro de un

marco occidental, anhelaba experimentar mi duelo en un lugar que veía el ciclo de la vida con un carácter menos definitivo. Lloré en los escalones de templos sagrados, practiqué yoga y meditación en un ashram cercano a donde nació el White Album de los Beatles, participé en una ceremonia espiritual con un chamán tibetano drogado, me enamoré y me rompieron el corazón. Escalé montañas, nadé en el mar y me solté por completo. India se volvió mi hogar y durante un tiempo, seguí capturando imágenes que reflejaban mi aflicción. A fin de cuentas, ¿acaso no todas las imágenes son un autorretrato?

Pero a medida que aprendía a navegar algunas de las ciudades más pobladas del mundo comencé a ver la vida con más color, luz y magia. Me permití deambular sin rumbo, sin objetivo alguno más que observar, y cada momento se volvió un baile: la serendipia en espera de que la desvelara. Aterricé en Bombay hace más de 12 años y hace poco me fui para siempre. Me dio tristeza que ya no podría visitar el puesto de té en la calle de mi casa, ni esquivar el tráfico para llegar a mi restaurante del sur de la India favorito o simplemente escuchar la arrocera todas las mañanas en el departamento de arriba. Pero si la India y este viaje me enseñaron algo es que lo que viene supone su propia magia. Nuevos colores, más luz, esperando ser revelados.

EXPLORA | A TRAVÉS DE LA LENTE

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2023-05-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa