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Lo que debes saber

En la ceremonia, llena de tradición y solemnidad, se conjuntaron elementos históricos.

La gloriosa abadía de Westminster

Este bello edificio gótico es desde hace 900 años, la sede de las coronaciones de Reino Unido. Ahí se han celebrado 38 coronaciones de monarcas, con excepción de la de Eduardo V y Eduardo VIII, que abdicó. También se llevaron a cabo las coronaciones de 15 reinas consortes. Y en una ceremonia más moderna, Carlos III quiso que el arzobispo de Canterbury (Justin Welby), una figura que desde 1066 está a cargo de las coronaciones, hiciera su entronización menos barroca y cara, y más moderna.

La silla de la coronación

Una tradición que se mantuvo es que el rey se sentó en la silla de la coronación, la cual podemos ver en las visitas turísticas de la abadía de Westminster. Fue llevada a cabo por orden del rey Eduardo I en 1296 y está decorada con pájaros, árboles y animales. Sobre un fondo dorado se ve la figura del rey Eduardo el Confesor, que tiene los pies apoyados en un León. La silla se usa en las conmemoraciones desde 1308 y se coloca frente al altar mayor de la abadía. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Londres era bombardeada por Hitler, la silla fue llevada a Gloucester, y la sagrada Piedra del destino o Piedra de Scone, que también es simbólica en la ceremonia y está colocada debajo la silla, fue enterrada en el jardín de la abadía para que nadie la encontrara. ¡Esta vez la mítica piedra viajó desde Escocia para estar presente en la coronación!

La unción

El momento más sagrado de la coronación fue cuando Carlos III y Camila fueron ungidos por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y desde los antiguos reyes hasta el día de hoy ha ocurrido de esta manera.

A los reyes se les ungió con óleo consagrado en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde los cristianos creen que fue enterrado Jesús.

El aceite sagrado se conserva en un pequeño artefacto en forma de águila con las alas desplegadas y tiene una leyenda religiosa. Éste fue colocado por el arzobispo en las manos, en el pecho y en la cabeza del rey Carlos III. El óleo contiene canela, jazmín y sésamo, y se basó en el utilizado en la coronación de la reina Isabel II, pero esta vez fue vegano para reflejar la sensibilidad del rey contra la crueldad animal, ya que el vertido en su madre contenía ámbar gris de los intestinos de las ballenas y aceite de civeta africana, extraído de las glándulas anales de estos mamíferos. Además, contenía extractos de olivos recolectados en los olivares del Monte de los Olivos en Jerusalén y en la iglesia de Santa María Magdalena, donde está enterrada la abuela de Carlos, la madre del príncipe Felipe: la princesa Alicia de Grecia.

Pasado y presente

La coronación del 6 de mayo comenzó a las 11:00 a. m., hora de Londres, y duró poco más de horas, mientras que la de Isabel II, en 1953, tuvo una duración de más de tres horas y fue una ceremonia carísima, equivalente a 54 millones de dólares. La procesión de carruajes fue interminable y había casi 9 mil personas invitadas, con dignatarios de 180 países y 40 mil soldados.

La indumentaria

Sin duda, la vestimenta que llevaron tanto el rey como la reina fue muy importante. Se trata de trajes, túnicas y capas que usaron tanto la madre de él, la reina Isabel II, como su abuelo y su bisabuelo.

REALEZA

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2023-06-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa