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A sus 40 años recién cumplidos, la esposa del príncipe William es amada, respetada y posee todas las cualidades para convertirse en la reina consorte perfecta.

POR SANDRA MENESES

El mundo se fascinó con ella desde que llegó vestida de novia en Westminster hace más de 10 años. Hoy, a sus 40, Kate Middleton ha demostrado ser una royal no sólo bella, estilosa y solidaria sino con sentido común, marcando su propio camino rumbo al trono de Inglaterra.

Cuando Kate Middleton llegó a la abadía de Westminster, hace unas semanas, lucía espléndida, pero quizá, como nunca antes, era total dueña de la situación. Ella había organizado un concierto navideño dedicado al personal de salud, voluntarios y otras instancias que han trabajado durante la pandemia. “El servicio de villancicos fue idea de Kate, pero también fue una manera de que otros integrantes de la familia real, que han estado involucrados de un modo u otro en el frente de COVID-19, se reunieran y dijeran gracias”, comentó Dickie Arbiter, decano del periodismo royal en Reino Unido.

Cada vez es más claro que Catherine Elizabeth Middleton (9 de enero de 1982), duquesa de Cambridge y esposa del segundo en la línea de sucesión al trono, tiene un mayor peso en la familia real, en su camino para convertirse en reina consorte de Reino Unido.

PASO AL FRENTE

La pandemia provocó que Kate y William tomaran una mayor preeminencia en su rol dentro de la Corona británica y hoy día son el rostro amable de una familia real plagada de escándalos. Por medio de videollamadas, reuniones virtuales, visitas a hospitales o repartos de alimentos, ambos han estado presentes ante sus conciudadanos y Kate ha brillado en este periodo, sin duda. Iniciativas propias como los villancicos en Westminster o la publicación de Hold Still: A Portrait of Our Nation in

2020 han puesto más en evidencia, por si hacía falta, la vocación de la royal al servicio de la Corona y su país.

Hold Still… presenta las fotografías que ella hizo y que la gente envió sobre el periodo más duro de la pandemia. En el prólogo, Kate comenta que espera que las imágenes “muestren las experiencias y emociones vividas… rindan homenaje a los impresionantes esfuerzos de todos los que han trabajado para proteger a quienes los rodean y nos brinden un espacio para hacer una pausa y reflexionar…”. Se lanzó en mayo de 2021 y a las pocas horas estaba entre los cinco libros mejor vendidos de Reino Unido. Las ganancias netas fueron destinadas a Mind, ONG de salud mental (un tema clave para

Kate), así como a la National Portrait Gallery, de la que es patrona. Las actividades de apoyo al lanzamiento delatan, además, la conexión que la duquesa tiene con los niños; una manera de ser que le conocemos desde antes de convertirse en madre por vez primera, en 2013, y que muestra que no era necesario tener un bebé propio para ser sensible y cercana a ellos. Y es que, la duquesa escondió ejemplares en calles de Londres, en monumentos y plazas, para que los niños jugaran como en la búsqueda de un tesoro.

Este tipo de acciones las vemos y admiramos, pero hay alguien que las valora más, la reina Isabel II, quien cada vez delega más responsabilidades en ella y en William. Sin embargo, lo que no es tan visible son pequeños gestos de la monarca hacia la pareja y en especial hacia Kate. Hace un año y para facilitar las tareas de los duques, Isabel II les permitió usar su propiedad de Sandringham para trabajar, este lugar se encuentra a pocos kilómetros de Anmer Hall, la casa que les pertenece y en la que pasaron buena parte de la pandemia con sus tres adorables hijos.

El otro detalle que refleja la confianza que la reina tiene en su nieta política es sutil, pero contundente: durante la celebración en Westminster, además del hermoso abrigo rojo de Catherine Walker que usó, Kate lució unos impresionantes aretes de zafiro y diamantes que eran favoritos de la madre de Isabel II, de ahí el gran significado, ya que no cualquier pieza sale del joyero de su majestad.

MADRE Y DUQUESA

Si Kate siempre ha mostrado su amor por los niños, imaginemos cómo es con los suyos, George, Charlotte y Louis, de ocho, seis y tres años, respectivamente.

La duquesa de Cambridge es una madre dedicada y, como Diana, la mamá de su esposo, procura que sus hijos lleven una vida lo más normal posible, por eso a veces se les ve en tiendas o en restaurantes de comida rápida, aunque no hay muchas fotografías de estas actividades tan cotidianas por la especie de “pacto de caballeros” entre la prensa y los Windsor de dejar a sus niños y jóvenes en paz mientras crecen; por eso, en el caso de los Cambridge, sólo les hacen fotos en momentos especiales, como cuando es su primer día de clases o en eventos públicos, como la misa de Navidad.

Aun así, Kate sabe que muchas personas buscan información en línea de sus pequeños, así que ella misma les hace fotos y las comparte en ocasiones especiales, como sus cumpleaños, algo que sus fans agradecen con creces y miles de likes.

Pero ni toda la dedicación evita que a veces Kate se sienta abrumada, como nos pasa a cualquiera de nosotras, en especial por lo difícil que ha resultado el confinamiento: “Tuvimos que convertirnos en maestros… y tú haces lo mejor que puedes con todo, pero al final del día me siento exhausta”, dijo en una charla por Zoom con otros padres de familia, en la que admitió que también tuvo que convertirse en peluquera ante el ‘espanto’ de sus hijos.

Fueron precisamente sus actividades durante la pandemia las que nos dejaron asomarnos más a la vida de la duquesa como madre, un periodo en el que le hemos escuchado frases como: “George se molesta porque quiere hacer los proyectos de Charlotte”, “hacer sándwiches en forma de araña es más divertido que la tarea de literatura” o “Louis no entiende el distanciamiento social. Él va por la vida queriendo abrazar a todos, en especial a bebés más pequeños que él”.

“¿Que cómo manejo las tensiones de varios niños pequeños en mi casa? ¡Es difícil! También me gustaría preguntarle a los expertos”.

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2022-01-10T08:00:00.0000000Z

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