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Enamorada de Mexico

Cobijada por los bellos cielos de Coatepec, Veracruz, y maravillada por los sonidos del son jarocho, la cantante declara su cariño por esta tierra en Un canto por México Vol. 2.

POR CAROLINA M. PAYÁN

Con una genialidad desbordante, Natalia se adentra en nuestras raíces para explorar lo que significa ser mexicano. Su travesía la llevó a darse cuenta que por medio de la lírica se puede transformar el imaginario y sentir colectivo, tal y como hicieron grandes del cancionero popular, como José Alfredo Jiménez o Cuco Sánchez, quienes más que melodías nos legaron himnos de vida. Lafourcade, libre de pretensiones, nos obsequia un pedacito de su alma y recoge el talento de artistas, como Caetano Veloso, Ely Guerra o Pepe Aguilar, en un disco sin precedentes.

No hay duda de que llevas a nuestra tierra en el corazón, ¿qué te apasiona de ella?

Soy una eterna enamorada de México y me encanta saber que, aunque me vaya lejos y por largo tiempo, su comida, estilo de vida y júbilo siempre me invitarán a volver. Y eso me pasa cuando intento plasmar las cosas que me gustan del país, pienso en los recuerdos propios y colectivos de lo que significa México y vienen a mí imágenes poderosas de su gente, su habla viva y su riquísima inventiva.

¿Te gustaría que tu música trascendiera el tiempo?

¡Me fascinaría (risas)! Pero eso no me toca a mí resolverlo, el público toma por ídolos e himnos aquellas cosas que son sinceras y profundas. Como artistas sólo nos queda impregnarle todo nuestro cariño a cada proyecto y dejarlo volar.

¿Qué tan retadora fue tu nueva producción?

Es la más compleja y la que más madurez ha implicado; en parte por la magnitud del proyecto y por la responsabilidad de restaurar el Centro de Documentación del Son Jarocho (parte de las ganancias de su disco se destinarán a este sitio afectado por el terremoto de 2017); aquí hay mucha gente involucrada que depositó su confianza y talento para darle continuidad a la obra... Por lo demás agradezco a mis otros álbumes en lo que me han convertido, pero en este par de discos Un canto por México Vol. 1 y ahora el 2, he dejado el alma.

¿Cuál fue tu experiencia al cantar con Pepe Aguilar?

Para mí tanto Pepe como su hija Ángela son muy queridos y los admiro, sus voces aportan un enorme rango en cuanto a textura y ambiente. Lamentablemente ella no pudo estar presente por motivos de agenda, pero me queda la gran satisfacción de haber grabado una de mis canciones favoritas de la vida con Pepe: “Cien Años”.

En estos tiempos, ¿añoras los conciertos en vivo?

Puede sonar a lugar común, pero el público es el encargado de ponerle sazón a las presentaciones. De cargar de energía al foro y al artista. Quienes hemos vivido esa experiencia sabemos que es adictivo, y por esa sensación de nervios, gozo y sorpresa se vuelve una y mil veces a los escenarios con diferentes propuestas. El grado de conexión y de alimento espiritual entre uno y otro es inexplicable.

¿Y te siguen ilusionando los premios?

¡Claro que sí! Pero prefiero no tener expectativas, así cuando gano alguno me siento agradecida, porque el premio no me lo llevo sola, es un galardón compartido con todos los que hacen que un anhelo se materialice en forma de disco, desde los managers hasta los ingenieros de audio, ellos hacen realidad que alguien como yo siga teniendo carrera.

“Una canción es una petición para abrir los ojos y descubrir una verdad indecible”.

ENTREVISTA

es-mx

2021-06-14T07:00:00.0000000Z

2021-06-14T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa