La niña que lo logró todo

El camino de la supermodelo no fue fácil antes de alcanzar el éxito profesional y personal. Desde hace años ha compartido su riqueza y experiencia con quienes más lo necesitan.

La pequeña que vendía fruta con su madre en las calles de Nizhni Nóvgorod, Rusia, buscó incansablemente el modo de ayudar de una mejor manera a ella y a sus dos hermanas, entre las que se encontraba una niña con parálisis cerebral. A los 15 años se inscribió en una escuela de modelaje para obtener ingresos extra, y su talento y belleza fueron clave para comenzar a brillar, pero no se quedó ahí: aprendió inglés en tiempo récord y se trasladó a París. Así inició una de las carreras más fascinantes no sólo del modelaje, sino de la filantropía, pues Natalia Vodianova, la niña que vendía naranjas, aun en el extremo frío ruso, se ha dedicado a ayudar a los pequeños de su país y de otros lugares desde que se convirtió en una de las top models mejor pagadas del planeta.

UN ÁNGEL REAL

Los desfiles de los ángeles de Victoria’s Secret son sólo una muestra del calibre de las pasarelas por las que ha caminado Natalia, y ha sido una especie de ángel por medio de The Naked Heart, fundación que creó después de la muerte de varios niños y adultos en la ciudad de Beslán, Rusia, tras la toma terrorista de una escuela en 2004. El objetivo es que haya una sociedad inclusiva para personas con discapacidades por lo que, entre otros, dan servicios gratuitos de apoyo a familias que lo requieran.

Además, Natalia ayuda a otras causas (como la equidad de género) y organiza subastas y eventos, uno de los más memorables fue White Fairytale en 2011, en el que pidió a 40 de sus amigos diseñadores crear vestidos que después fueron subastados. Entre los convocados estaban Chanel, Lanvin, Armani… “Sigo siendo una pequeña niña en mi interior, y quería hacer algo basado en el amor que tengo hacia los cuentos de hadas. Creo que las situaciones por las que pasé en mi infancia me impulsan a hacer esto”, comentó emocionada.

La top model tuvo a Lucas, el mayor de sus cinco hijos a los 19 años, de su relación con el aristócrata Justin Portman, con quien se casó en 2002. Después nacieron Neva y Viktor, pero la pareja se divorció en 2011. Ese mismo año inició su relación con Antoine Arnault, heredero del imperio de la moda LVMH y con quien tiene a Maxim y Roman.

Y aunque su familia es parte fundamental de su vida y está en la cima del éxito profesional, Natalia continúa su labor filantrópica en un nuevo campo. La modelo anunció en febrero su llegada a UNFPA, la agencia de la ONU para la salud sexual y reproductiva, a fin de terminar con los prejuicios sobre la menstruación. “Estoy comprometida a acabar con el estigma y los tabús que impiden que las niñas aprendan sobre sus cuerpos y sus derechos, lo que las detiene a crecer de manera segura y desarrollar su potencial”, expresó.

Actualmente, a sus 39 años de edad, Natalia muestra que fue posible darle la vuelta a una infancia con carencias. Luchó por su familia y por sí misma, y sin duda ha salido adelante.

“Estás aprendiendo, creciendo, descubriéndote poco a poco, pero recuerda disfrutar hoy de ser niña. Esto te hará una mujer feliz, te lo prometo”.

Su mensaje en el Día Internacional de la Mujer