¡CANCELA SU LUNA DE MIEL!

Los planes de OKA GINER cambiaron, y nos platica en qué invertirá ahora ese dinero con su esposo, Nacho Redondo

Cuando se casó, en diciembre pasado, Oka Giner se encontraba en plena grabación de la telenovela Perdona nuestros pecados, por lo que prefirió posponer su luna de miel y esperar a que terminara el melodrama para recorrer el mundo con su esposo, el comediante venezolano Nacho Redondo. Hoy, la actriz cambió de planes y prefiere enfocarse en otra meta personal. “Aunque él también ha estado de gira, habíamos pensado en nuestro viaje de bodas, pero luego recapacitamos y entendimos que más falta nos hace una casa, entonces preferimos ahorrar para tener nuestro propio techo”, nos dice la artista.

“ME GUSTA MUCHO COCINARLE A MI MARIDO”

Contar con el apoyo de su pareja en todas las decisiones que toma es para ella fundamental. Además, valora mucho que la haga sentir como una princesa. “Cuando llego a casa, después de trabajar, lo único que recibo son apapachos, aplausos y admiración por parte de mi esposo. Eso me hace estar bien enfocada en lo que hago y él igual, a pesar de que anda como loco porque nunca para. Yo lo admiro muchísimo y estoy muy orgullosa de él”. En su nueva vida de casada, las labores domésticas es lo que menos le ha costado a la artista; confiesa que las hace con todo el gusto. “Las cosas que hago en la casa siempre me han gustado hacerlas; por ejemplo, cocinar. A mí me gusta mucho cocinarle a Nacho; quizás es algo que él nunca lo espera, pero cuando lo hago, le gusta mucho mi comida y a mí me encanta consentirlo”. Consciente de que sus talentos son otros, admite que, aunque le echa muchas ganas, no es la mejor ama de casa.

“Lo mío es lo creativo, lo mismo que Nacho. Pero lo mejor de todo es que él tampoco espera que yo sea una buena ama de casa, los dos estamos ahí porque nos admiramos en nuestras profesiones.

Sin embargo, me esmero en hacer cosas que lo alegren; por ejemplo, él no sabe hacer arepas, pero yo ya aprendí; tengo tres días consecutivos cenando arepas porque ya di con la receta perfecta para que me queden crujientes, bonitas, y ahora estoy obsesionada, no paro de comer arepas”.

Con cinco meses de casada, la intérprete confiesa que todo ha sido felicidad en su matrimonio. “Es algo muy chistoso porque, días antes de casarme, la gente me preguntaba: ‘¿Y estás segura?’, y yo pensaba que algo me estaban ocultando del matrimonio, pero la verdad es que nada ha cambiado; a veces caigo en cuenta de que soy una mujer de 30 años, casada, y siento que sigo de novia, nada cambió”.

“NO SOY UN SANTA PALOMITA”

En la recta final de Perdona nuestros pecados, la protagonista del melodrama afirma tener emociones encontradas. “Fue un proyecto que me llevó a los extremos desde el inicio: desde los nervios, de pensar si a la gente le iba a gustar la historia, cómo nos iban a recibir a mí y a Emmanuel como protagonistas; después, el cariño del público, lo mucho que se apasionaron, lo que les apasionó la novela, lo metidos que estaban en la trama. Ahora, con el éxito que ha tenido, estamos muy agradecidos, nos despedimos de la gente con mucha gratitud”. En cuanto a lo pecadora que puede ser, la actriz nos dice: “Híjole, lo que pasa es que Oka es medio descarada porque no soy una santa palomita; no es que no haya pecado, pero de mis pecados yo he aprendido grandes lecciones y todos los errores me han llevado a ser quien soy, entonces creo que no me arrepiento”. Pero, ¿de qué le han servido?: “Me han ayudado a ser mejor persona. En 2012, estaba en el CEA con Emmanuel Palomares, y en alguna ocasión yo hice un

comentario muy tonto en mis redes sociales, un comentario que hasta caía en lo xenófobo. Emmanuel fue el primero en comentarme, y ahora le dije que no se imaginaba la pena que yo sentía por ese comentario. Es que ya no me representa, ya no soy esa persona y aprendí. Creo que quienes somos ahora se lo debemos a los errores del pasado”.

Después de la telenovela vespertina producida por Lucero Suárez, Oka se alista para dar otros pasos en la industria del entretenimiento. “Estamos definiendo los proyectos que vienen. Perdona nuestros pecados me abrió un mundo de posibilidades bien bonito, y a mí no me gusta decirle a las cosas que ‘no’; siempre soy muy agradecida con todo lo que toca a mi puerta, quiero hacer todo, pero ahora se nos juntó el mandado. Me toca decidirme”.