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“FUE UNA BENDICIÓN CONTAGIARME AL INICIO DE LA PANDEMIA”

Recuperada de la enfermedad, Margarita gralia abre su baúl de los recuerdos y destapa el secreto mejor guardado de Mirada de Mujer

Con una carrera impecable que le ha reportado muchas satisfacciones, Margarita Gralia afirma que siempre ha estado muy consciente de lo efímero que puede ser el mundo del espectáculo, por lo que ha preferido llevar una vida más tranquila y sin ostentosidad. Recuperada del COVID-19 que padeció el año pasado junto con su esposo, Ariel Bianco, busca ahora la felicidad en los pequeños momentos sin preocuparse por lo malo, ocupándose siempre del presente, como lo mejor que podemos tener para estar en paz con nosotros mismos.

“SIEMPRE ME HE SENTIDO BENDECIDA” Tienes una carrera muy importante, pero, hábilmente, hace unos años decidiste emprender un negocio. en épocas como éstas debes decir: “¡Qué ben ndición!”, ¿no?

S iempre me he sentido bendecida. d Desde los inicios de mi carrera, hacem más de 40 años a en Argentina, siempre supe que esta es una carrera muy difícil a nivel de continuidad de trabajo, de ganancias económicas, de autoestima con el éxito y el “fracaso”, sobre todo cuando no te llaman. Siempre me preocupé por reforzar mi autoestima y ser muy bien administrada, porque también mi esposo está como director de arte, de escena. Estamos en estos trabajos donde hay épocas buenas y épocas de vacas flacas; no hay que gastar tanto cuando la racha es buena, para poder mantenernos en las épocas que no lo son. Y por otro lado, no tener la obligación de aceptar trabajos que no nos hacen sentir cómodos por una necesidad exclusivamente económica. Valoro esa independencia.

¿Y la autoestima?

El hecho de que, de pronto, no te escojan para un papel, saber entender que no es personal, que no estás fracasando, que a lo mejor el director o el productor tienen otro concepto en mente, pero no es un fracaso personal. Eso ha hecho que llegue a este punto de mi vida sintiéndome una persona equilibrada; tengo una vida que no depende todo el tiempo de mi carrera, de estar buscando el escándalo con tal de estar mediáticamente en el candelero. Para mí eso es lo más valioso que tengo, me da libertad. Insisto: he tenido la bendición de tener éxito en mi negocio y trabajo mucho para lograrlo, pero también ha sido una postura de vida. Además, no todo es lo económico. Lo importante es sentirte dueño de tus decisiones, de tu tiempo, de escoger cómo quieres llevar tu carrera.

Los actores deben tener cimientos fuertes en la mente, en el corazón…

En la familia, en el entorno, en los amigos,

porque también hay unos que sólo son “amigos” en el éxito, en la pareja. También tuve suerte, como muchos amigos que nos encontramos y conocimos otra manera de hacer televisión y de hacer teatro. Agradezco haber tenido esas épocas, productores como Ernesto Alonso, esos teatros en los que ofrecíamos funciones con salas llenas de martes a domingos, ensayos de tres meses con actores que pisaban el escenario y me enseñaron a hacerlo como una iglesia, como una religión. La televisión te da popularidad, el privilegio de entrar a la casa de la gente, pero el teatro te da ese respeto a la profesión de las jerarquías, la disciplina... Haber vivido esas épocas donde teníamos otro trato, otra forma de hacer las cosas o donde pensaban personajes para uno.

“TENGO EMPATÍA CON EL PÚBLICO” ¿Recuerdas alguno de tus personajes de esa época?

Sí, de los primeros que hice en México fue uno que escribió especialmente Carlos Olmos, en paz descanse, para mí en La pasión de Isabela; lo hizo hasta con acento argentino, porque yo acababa de llegar. Después, en De pura sangre, producción de Ernesto Alonso, María Zarattini también escribió un personaje pensado para mí. Trabajé con Humberto Zurita y Christian Bach... Ya más para acá, en Mirada de mujer. Te voy a decir algo, no voy a dar nombres, pero ya estaba la actriz que iba a interpretar María Inés, personaje que hizo Angélica Aragón. Cuando me vieron a mí, decidieron que yo hiciera Paulina; ese movimiento hizo cambiar a la actriz que hizo el personaje de María Inés. Cuando me vieron en escena con esta otra actriz, dijeron: “No, ¡te la comes!”.

Recuerdo cuando te vi en el monólogo Tengamoselsexo enpaz: guapísima, sola, que hablabas de tantas cosas…

Todo, con mucho éxito, mucha altura, mucha clase. Nadie volvió a tener ese nivel; encontré un lenguaje para comunicarme... Tengo mucha empatía con el público; de hecho, trabajo en una continuación de Tengamos el sexo en paz, como en la presentación de mi libro Decide ser feliz, donde hablo de muchas cosas. Eso podría hacerlo con el público, porque me encanta hablar con él.

¿Qué te gustaría hacer?

En teatro, comedia; me encanta hacer reír. No me gusta el pastelazo, me gusta donde lo haces en serio, la historia provoca la risa, y que el espectador lo disfrute.

SIN FILTRO TOÑO HERMIDA

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2021-07-19T07:00:00.0000000Z

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