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ARI TENORIO, MÁS QUE UNA CARA BONITA

Todo el mundo la conoce como Arisita, la venezolana que llegó a México para conquistarnos no solo con su belleza y buen humor, también con su propuesta de moda.

POR KARINA M. SOTO

Llegó a las oficinas de revista Tú muy puntual y con toda la actitud, proponiendo maquillaje y outfits para su sesión de fotos. Incluso trajo consigo algunas piezas de su marca Glowa para la sesión, en la cual lució como la top model que es. Después, muy relajada y con las ideas superclaras, nos habló de sus experiencias en el mundo fashion.

¿Qué sentiste al hacer este shooting?

Me gusta mucho hacer fotos, pero luego como que se me olvida un poco sonreír (LOL), porque tengo el chip más como de modelo sexy, ¿sabes?, intimidante, “te seduzco con la mirada” (LOL), entonces el fotógrafo me tenía que recordar sonreír.

¿Te gusta un estilo en particular?

Siempre me preguntan con qué me siento cómoda y no tengo problema con lo que me pongas, como modelo yo voy a salir, me voy a parar frente a la cámara y lo voy a dar todo. Como modelo eres un maniquí, entonces no importa lo que uses, debes tener actitud.

¿Cómo te interesaste por el modelaje?

Desde chiquita me metieron a academias de baile y modelaje porque yo tenía mala postura (LOL), era de las niñas más altas y me encorvaba, por lo que mi mamá siempre trataba de corregirme, me decía “párate derecha” y como no encontraban qué más hacer, le pareció buena idea meterme en una escuela donde me enseñaran a corregir mi postura; ahí también me daban baile y protocolo, así me fui metiendo en el modelaje.

¿Te tocó hacer pasarela?

Sí, en un concurso que se llama Gran Modelo Venezuela. Y te cuento que al final de la pasarela pusieron unas escaleras… ¡esa es mucha maldad! Y aunque ya las tenía medidas... ¡me caí! Sentí horrible, pero ya fue (LOL).

¿Cómo llegaste a México?

Llevo aquí casi seis años, ¡ya soy mexicana!, me naturalicé, tengo mi pasaporte y todo. Yo estudiaba la carrera de Ingeniería en Petróleo, este programa almacena mucha información (dice tocando su cabeza con un dedo), pero la universidad se fue a paro, la situación no estaba tan agradable y entonces se me presentó la oportunidad de venir a México a trabajar con una agencia de modelos. Mi plan ideal era estar seis meses, mientras se reactivaban las actividades en la universidad; quería juntar mi dinerito para terminar la carrera y regresar… y nunca sucedió, pues las clases no se reactivaron y tuve que quedarme. Necesitaba trabajar para ayudar a mi familia en Venezuela, y pagar una universidad privada era imposible, ¡están carísimas! No sé si saben, pero tomé la responsabilidad de pagar las operaciones de mi hermana, que tiene un problema de salud, y lo que ganaba se lo mandaba para que pudiera operarse.

¿Fue complicado estar sin tu familia?

Sí, al principio estaba en depresión total, lloraba todos los días… era mi pasatiempo por las tardes. Me sentía tan sola que decidí adoptar un perro. Pasó el tiempo y pude traer a mi mamá a México, se quedó unos meses conmigo y así se quitó el pendiente de saber cómo vivía su hija menor de 20 años.

Glowa es una marca que empodera con sus accesorios; ellos pueden elevar tu outfit, además de tu actitud.

¿Y cómo caes en las redes sociales?

Mis amigos me decían “si publicaras todas las cosas que dices, ¡no sabes a cuánta gente le daría risa!”, empecé a intentarlo y se fue dando. Tuve una respuesta muy positiva, les agradaba mi personalidad graciosa y los motivaba de cierta manera. Me decían “oye, qué cool lo que haces al trabajar y ayudar a tu familia”. Muchas personas que tuvieron que dejar su país se identificaron.

En México también encontraste el amor.

Sí, Luisito y yo nos conocimos por Instagram y empezamos a salir. Hubo química entre nosotros y nuestras personalidades eran parecidas. Es un amor muy lindo, yo deseo que toda la gente pueda tener algo así en su vida: una relación con complicidad y apoyo; sentir que esa persona –independientemente de lo que quieras hacer– está ahí contigo. Eso es algo muy bonito.

¿Cuál es el secreto de su amor?

No dar las cosas por hecho, todos los días debemos tener un detalle de amor para que se mantenga igual que el primer día, además de tener confianza. A veces la gente me dice “él viaja solo al otro lado del mundo”, y yo no hago caso porque somos compañeros, no dependemos uno del otro, estamos juntos porque así lo queremos; es rico extrañar a esa persona de vez en cuando.

Desde niña diseñas joyería…

Mi mamá tenía una tienda de ropa en un centro comercial, y cuando yo salía de la escuela me mandaban a otro local que quedaba cerca, allí aprendí a hacer manualidades: tejía pulseras, hacía aretes... de todo. Luego mi mamá me metió a cursos donde desarrollé esa creatividad.

¿Cómo empezaste con tu marca?

La primera pulsera que salió a la venta la tejieron mi mamá –que se llama Miriam– y Catherine, mi hermana. Al principio las hacía yo, pero llegó un momento en el que ya no podía más, quedé con los dedos lastimados, quemados y las uñas rotas, así que buscamos artesanos, no podía hacerlo todo. Cuando salieron a la venta, las pulseras se acabaron en tres días.

¿Qué significa Glowa?

“Cabeza”, “jefe”, es una palabra en polaco y el logo es una leona, me pareció que ambas cosas hacían buena combinación.

¿Qué consejo les darías a quienes quieren emprender?

No hay que tener miedo, que las cosas a veces salgan mal no es una mala señal; por ejemplo, si yo saco a la venta una cartera y no se vende como esperaba, no significa que me salió mal la jugada porque entendí que este color no le gusta a la gente. Si te dejó una enseñanza, no importa. Emprender es un aprendizaje constante. Hay que empezar por algo, nos vamos a equivocar en el camino, pero vamos aprendiendo.

Tu marca también incluye bolsas…

Mi idea es que Glowa crezca hasta un punto en el que pueda tener ropa, pero es un proceso, hay que hacer las cosas poquito a poco, así que por ahora metimos bolsas. Cuando decidí que quería hacerlo, investigué sobre los materiales y proveedores, así fue como me enteré de que existe la piel vegana; para mí, eso fue una revelación y me dije “la gente debe saber que esto existe y que está hecho en México”. La piel vegana de nopal es sustentable para el medio ambiente, porque no contamina tanto producirla; además, no debes arrancar la planta, cortas las penquitas y vuelven a salir más. La planta puede vivir hasta 10 años.

Háblanos del empaque.

Cuando compras en línea, las carteras llegan a tu casa en unas cajitas de cartón, la cartera vienen en una bolsa de material biodegradable y las tarjetas que traen la marca son de fibra de coco. Es muy difícil mantener todo sustentable, vegano, ecológico, pero tratamos de poner nuestro granito de arena en la conservación del planeta.

“En el futuro quiero tener una tienda así, monstruosa, que ahí puedas comprar lo que sea”.

TU ESTRELLA

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2022-10-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa