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A CABALLO

En Torfhús Retreat aprenderás sobre la obsesión equina de Islandia. Este rancho activo, con cabañas de techos verdes y pozas geotérmicas privadas, es una desviación breve del dramatismo geológico en la ruta del Círculo Dorado del sur de Islandia.

El polvo que levanta el auto de Siggi se asienta en el camino mientras se acerca una docena de potros. Son muy parecidos a The Cure en su época de apogeo: pelo inmenso y expresión inescrutable. Estos chicos tampoco lloran, ni siquiera cuando se mordisquean y corren en estampida por el campo. A medida que se acercan, los propietarios Siggi Jensson y Alex Hoop los miran con orgullo, como padres.

Estamos en el excepcional Torfhús Retreat de la pareja, un hotel de lujo que también podría llamarse rancho. Estos caballos pasan sus años formativos en los campos de la propiedad y después reciben su entrenamiento. La pareja explica que estos equinos islandeses tienen entre tres y cuatro años, y que apenas lo recibirán. Los próximos 12 meses representan una pronunciada curva de aprendizaje para ellos, pues de ser animales indómitos pasarán a ser atletas de competencia. “Para algunos es controvertido que esperemos hasta que cumplan cuatro años, pero es cuando de verdad están listos”, me cuenta Alex.

En contraste, en Europa continental algunos de los caballos purasangre de competencia más exitosos tienen sus mejores temporadas a los tres años. No es raro que se jubilen para ser sementales después de esa edad. Los caballos que tengo enfrente no parecen estar a punto de retirarse. ¿Cómo describir su apariencia? Para un ignorante de los equinos como yo, es muy difícil. Se parecen a los ponis de las Shetland, pero más grandes. En general, su temperamento es más plácido y afable que los purasangre promedio. Cuando corren, sobre todo durante una competencia, quizá su cualidad más singular sea su tölt, un paso particular durante el cual retumban las patas delanteras en el piso, como si intentaran aplastar serpientes. Sus crines son extraordinarias y su pelaje de invierno es tan grueso y cómodo que parece un suéter tejido.

Siggi y Alex se toman su tiempo para explicarme que también tienen muchas particularidades. De hecho, el mundo de los caballos islandeses es tan complejo y enredado como el de sus contrapartes en Europa continental. Por cierto, esos extranjeros están prohibidos.

“Sí, es cierto –explica Siggi–. En Islandia no se permite la entrada de otras razas”.

“Y si los nuestros salen del país, no pueden regresar –agrega Alex–. Es importante conservar la pureza del linaje”.

La pareja tiene el hábito curioso de completar las oraciones del otro.

Alex nació en Austria y vivió en Liechtenstein; Siggi es islandés de hueso colorado. “Casi toda la vida he tenido caballos islandeses”, comenta. La pareja vive en lo que alguna vez fue una casa veraniega al borde de su rancho y la propiedad más amplia de Torfhús. Este retiro está compuesto

por viviendas tradicionales con techos verdes de la región, además de ubicarse en el Círculo Dorado, la popular ruta turística que ofrece una muestra de algunos de los atractivos más accesibles del sur. Cada una de estas hermosas cabañas tiene su propio jacuzzi; en los oscuros meses del invierno, los huéspedes pueden ver auroras boreales desde el agua cálida.

“A muchos les interesan los caballos y algunos quieren cabalgar. También podemos organizar un recorrido a Gullfoss”, comenta Sigg en referencia a la cascada más popular de la región.

“O más lejos –agrega Alex–. Depende de lo que quieran”. En todo caso, los caballos suelen estar en el campo que rodea las cabañas, por lo que uno se siente como en otra era.

En mi última noche en Torfhús, la pareja lleva un iPad a la cena en el excepcional restaurante del hotel. El menú cambia a diario y, aunque la comida de hoy es una sinfonía espectacular de fusión asiática, los propietarios no despegan los ojos de la pantalla. Siguen la transmisión de las competencias ecuestres del país, donde participan tres de sus animales. Siggi y Alex ven la transmisión en vivo y yo los veo a ellos. Es evidente que se percatan de cosas que yo no percibo: los movimientos casi imperceptibles de las cabezas de los caballos parecen decepcionarlos. En cambio, cuando el tölt es preciso, los dos se ven radiantes, orgullosos. Sin embargo, ninguna de las calificaciones de los jueces parece satisfacerlos.

“No nos quitará el sueño”, dice Alex con un gesto de desdén y, por primera vez, Siggi no tiene nada que agregar.

CÓMO HACERLO: hay estancias de tres noches en Torfhús Retreat a partir de 35 000 pesos por persona, en una suite torfbaer (casa de césped) para dos y con servicios de B&B, que incluyen un almuerzo ligero y cena al llegar, vuelos internacionales en Icelandair y renta de un todoterreno durante la estancia ( abercrombiekent.co.uk; torfhus.is).

ISLANDIA

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2022-09-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa