DEJA QUE FLUYA

Un viaje perfecto requiere varias horas de investigación: cotizar los traslados más económicos o rápidos, reservar los alojamientos mejor ubicados y al mejor precio, enlistar aquellos sitios por visitar, comprar entradas anticipadas para evitar filas... Sin embargo, por más planeadas que estén tus vacaciones, no todo siempre sale al pie de la letra

(o de lo que indica esa hoja de

Excel que te llevó semanas organizar). ¿Cómo responder ante estos inesperados cambios de itinerario? Al menos para mí, la respuesta es dejar que todo fluya.

Hasta antes de mis más recientes vacaciones, era el tipo de viajera que organizaba sus escapadas por días, zonas e incluso horarios, pero estar a punto de perder un autobús nocturno de París a Madrid, para luego trasladarme a Badajoz, en Extremadura, España, y con apenas una hora de margen, hizo que me soltara un poco. El estrés que sentí, tomar malas decisiones (una tras otra), no pensar con la cabeza fría y terminar bañada en sudor son sensaciones que no quiero repetir, todo por algo que simplemente no estaba en mis manos: un casillero trabado que secuestraba mi equipaje en el hostal.

Lo último que pensé fue eso me permitiría disfrutar un día más en la Ciudad de la Luz, conocer otros sitios que no estaban en el itinerario, perderme entre sus calles y sacarle provecho al viaje, porque siempre hay una manera de llegar a tu próximo destino y encontrar un alojamiento.

Con esto no quiero decir que dejes todo al último momento o a la suerte, solo ten en cuenta que hay factores sorpresa que, la mayoría de las veces, están fuera de tu alcance. Piensa en tus opciones, pide ayuda si es necesario, pero sobre todo, deja que el viaje fluya, porque hasta de estas situaciones siempre hay algo que aprender.

Piensa en tus opciones, pide ayuda si es necesario, pero sobre todo, deja que el viaje fluya.