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El ombligo de la Antigua Grecia

Delfos, una vez santuario dedicado al dios Apolo, es más que la suma de sus impresionantes ruinas. Encaramado en lo alto del golfo de Corinto, está salpicado de detalles extraordinarios: una cueva sagrada, inscripciones políticas y la legendaria piedra del “ombligo” que lo marca como el verdadero corazón del cosmos antiguo. Por Kerry Walker

Es un día caluroso, de esos en que los dioses griegos podrían haberse quitado sus jitones con alegría para retozar en las laderas del monte Parnaso y saltar al arroyo más cercano alimentado por un manantial. O tal vez hubieran buscado sombra en una cueva como en la que estoy a punto de entrar, donde el frío llega como un dulce alivio.

Parpadeo en la penumbra de la cueva Coricio mientras su interior elevado y sus estalactitas se enfocan. Es impresionante, más aun al saber que era sagrada para Pan y las ninfas, y las laderas circundantes recibían orgías en honor a Dionisio. Esta mañana, sin embargo, somos solo yo, una linterna y mi imaginación hiperactiva que trata de descifrar misterios antiguos en la penumbra.

Escondida en laderas escarpadas y boscosas a más de 1 300 metros sobre el nivel del mar, la cueva es un preludio evocador de la antigua Delfos. Y el sendero que lleva de aquí al sitio arqueológico aumenta la expectativa.

Camino por horas en silencio, maravillada por senderos zigzagueantes; escucho a las cigarras y respiró el aroma de hierbas desconocidas. La vista es divina, atraviesa llanuras bordadas de olivares hasta el resplandor del mar. De repente, sin previo aviso, las ruinas aparecen como un espejismo en la bruma de calor. La antigua Delfos yace como un trono en la ladera de la montaña, como si estuviera sostenida en manos celestiales y levantada cual ofrenda a los dioses. Las columnas dóricas del templo de Apolo y la Tesorería Ateniense fueron tan perfectamente grabadas en la antigüedad que parecen un escenario.

La multitud aumenta mientras tomo el Camino Sagrado entre las ruinas hasta el espectacular templo del siglo iv a. C. El calor se vuelve más intenso, lo que parece apropiado para el hogar del dios griego del sol y la luz. Aquí fue donde Pitia, oráculo de Delfos y portavoz de Apolo, dio sus profecías en un estado de trance mientras predijo el destino de amantes y líderes, belicistas y caminantes.

El anfiteatro de 5 000 asientos, sorprendentemente bien conservado y que una vez albergó los cuatrienales Juegos Píticos, me tiene esclavizada. También la Columna de las Serpientes, que conmemora la victoria griega sobre el Imperio persa en la Batalla de Platea de 479 a. C., y la muralla poligonal, con 800 inscripciones sobre la emancipación de los esclavos. Una piedra en forma de colmena llama mi atención: el ónfalo o “piedra del ombligo” que, según la leyenda, colocó Zeus. Al fin estoy en el centro del universo antiguo.

CÓMO HACERLO: ArchaeoMuse, especialista en viajes de civilizaciones antiguas, ofrece un recorrido de seis noches por el centro de Grecia que incluye visitas guiadas a Delfos, Atenas y la Argólida, alojamiento, traslados y algunas comidas desde 48300 pesos por persona (archaeomuse.com).

GRECIA

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2021-09-13T07:00:00.0000000Z

2021-09-13T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa