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Turismo comunitario

Opciones para viajar por México hay muchas, pero ¿por qué no comenzamos a buscar experiencias más genuinas y, de paso, beneficiamos a grupos históricamente marginados?

Por Karen Alfaro Más información Alianza Peninsular para el Turismo Comunitario (viajaturismocomunitario.com) Proyecto Tren Maya (trenmaya.gob.mx)

“El turismo comunitario es la posibilidad de hacer, generar o propiciar condiciones de desarrollo con bienestar, sin menoscabo del medioambiente, de la riqueza cultural y, sobre todo, promover la cohesión social”.

¿Qué viene a tu mente cuando piensas en el sureste del país? ¿Zonas arqueológicas? ¿Playas idílicas? ¿Cochinita pibil? ¿Hoteles enormes todo incluido “en armonía con la cultura local”? Bingo, esto y más ofrece la zona.

Empero, lejos de los centros turísticos de siempre, las comunidades invitan a conocer sus regiones mediante actividades variadas y divertidas orientadas a aprovechar y cuidar los recursos, potenciar el intercambio cultural y disfrutar de primera mano las tradiciones de los grupos originarios que han quedado al margen de los resorts.

A esto se le conoce como turismo comunitario, y el Tren Maya, un megaproyecto de movilidad y desarrollo integral que recorrerá cerca de 1 500 kilómetros entre Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, busca fortalecerlo.

“El Tren Maya está asociado a un proyecto de desarrollo regional que pretende aprovechar los recursos de los pueblos y las comunidades en la península de Yucatán. Estos no solo son ambientales, sino arqueológicos, culturales y gastronómicos”, comenta Luis Miguel del Villar, asesor ambiental en el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), institución responsable de la planeación y el desarrollo de proyectos turísticos sustentables en México.

“Para evitar los señalamientos de que [el Tren Maya] destruirá la naturaleza, en particular las especulaciones en torno a la posesión de la tierra, lo que estamos haciendo es invitar a la gente a no vender sus terrenos, sino que se asocie para ofrecer servicios y no sean empleados del desarrollo turístico. Básicamente es convencer y hacer que la gente valore sus recursos y descubra que tiene las posibilidades de convertirse en microempresarios con el aprovechamiento de su patrimonio natural”, aclara Del Villar.

Para que este tipo de proyectos funcionen, la participación e interés de los miembros de la comunidad es vital, y el área de vinculación social del Fonatur-Tren Maya es la encargada de brindar el acompañamiento necesario a estos grupos. “La gente demanda aprovechar sus recursos naturales de diferentes maneras […] Hay comunidades que nos han solicitado participar y generar facilidades para que puedan ofertar servicios turísticos porque se encuentran cerca de un cenote o un sitio arqueológico, entonces trabajamos con ellos en función de sus capacidades y el acceso que tienen a este tipo de recursos”, agrega Del Villar.

Gabriel Arellano, subdirector de vinculación social en Fonatur-Tren Maya, da más detalles sobre el trabajo que realiza esta dependencia: “Garantiza la plena y adecuada incorporación de los grupos presentes en territorio, tanto en el proyecto como en la toma de decisiones. Avala los mecanismos de gobernanza, además de tener la misión de ser la instancia que garantice que los grupos más vulnerables en el territorio puedan ser parte de los beneficios del proyecto”, como las comunidades en situación de pobreza extrema o aquellas que han visto afectadas sus fuentes de ingreso a causa de la deforestación, la pérdida de suelo para la agricultura y la migración de sus pobladores más jóvenes en busca de “mejores oportunidades”.

En las últimas tres décadas, el crecimiento de las zonas turísticas en el sureste del país ha sido exponencial y, sumado a la devastación que esto ha significado, “principalmente por la falta de una adecuada planeación y la inobservancia de la normatividad ambiental por parte de los inversionistas”, según la Profepa, la nula participación de los pueblos originarios en la toma de decisiones los ha orillado a ser los últimos que se benefician –en el mejor de los escenarios– del supuesto desarrollo que representan los megaproyectos turísticos.

No obstante, Arellano comenta que, en el área de vinculación social, “tenemos la encomienda y responsabilidad de hacer que [el Tren Maya] sea integral y todos los interesados sean parte del desarrollo desde una perspectiva de equidad y justicia social”.

A partir del dialogo con las comunidades se identificaron emprendimientos con un avance en su organización y articulación de ciertas redes. “Lo que hicimos fue visualizar qué oportunidades teníamos para garantizar que las cooperativas de turismo comunitario se vieran beneficiadas, es decir, que el proyecto no fuera una amenaza sino una oportunidad para potenciar su oferta turística, generar ingresos y desarrollo con bienestar”, sostiene Arellano.

Para identificar los emprendimientos, el departamento de vinculación social trabaja junto con la Alianza Peninsular para el Turismo Comunitario, que busca fortalecer esta actividad en comunidades rurales mediante 24 empresas indígenas y campesinas en Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

Así, desde el Fonatur se establecieron tres niveles de intervención y acompañamiento. El primero son las comunidades interesadas en conformarse como una cooperativa. “Con ellos trabajamos en la sensibilización de las implicaciones y los requerimientos, en organizarlos y brindar ciertas vinculaciones a microcréditos, financiamientos y al acompañamiento técnico de otras instituciones”.

El segundo grupo son cooperativas que están en marcha pero a las que aún les faltan ciertos elementos. “Lo que hacemos –dice Arellano– es vincularlos a iniciativas, programas y proyectos. El objetivo es que pasen al siguiente nivel”. Tal es el caso de Co’ox Mayab, una organización conformada por nueve cooperativas turísticas que ofrecen, entre otros servicios, convivencia con comunidades mayas para aprender sobre el cultivo en milpa, el urdido de hamacas y la apicultura, además de actividades como caminatas guiadas y visitas a cenotes.

Por último, están los emprendimientos consolidados, con quienes “trabajamos la vinculación a otras rutas de turismo o cómo mejorar su producción para garantizar este famoso concepto de kilómetros cero, que es prácticamente que toda la cadena de suministro sea local y se produzca ahí mismo”. En este sentido, se busca una autosuficiencia alimentaria al impulsar los solares, terrenos que se encuentran alrededor de las casas y que se destinan a la producción de plantas y cría de animales.

Con una oferta tan vasta, este tipo de turismo no es exclusivo de mochileros o viajeros con un presupuesto ajustado, también hay opciones de alta gama como recorridos guiados, hospedaje en medio de la selva y experiencias a la medida; la ventaja es que son sostenibles y en beneficio de una economía de desarrollo in situ.

“El turismo comunitario es la posibilidad de hacer, generar o propiciar condiciones para el desarrollo con bienestar, sin menoscabo del medioambiente, de la riqueza cultural y, sobre todo, promover la cohesión social; es hacer y garantizar que grupos que históricamente han estado fuera de la toma de decisiones logren participar en la política pública”, concluye Arellano.

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2021-09-13T07:00:00.0000000Z

2021-09-13T07:00:00.0000000Z

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