“Qué horrible y absurdo sería prepararnos para la guerra por una disputa en un país lejano entre gente de la

Neville Chamberlain, primer ministro inglés, 27 de septiembre de 1938

Chamberlain (1869-1940), controvertido mandatario del Reino Unido, se posicionaba así en contra de la intervención británica tras la anexión de los Sudetes y la invasión de Checoslovaquia por las tropas de Hitler. Y el primer ministro francés, Édouard Daladier, lo secundó enseguida. Fue la llamada “política de apaciguamiento”, que, como bien sabemos, no apaciguó nada a Alemania: pronto los invadidos no serían países “lejanos” ni gentes “ajenas”, sino la propia Francia... y casi toda Europa.