Los recuerdos atemorizantes son difíciles de olvidar
2023-04-01T07:00:00.0000000Z
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Editorial Televisa

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ACTUALIDAD
El miedo es un sentimiento de gran importancia evolutiva. Gracias a él, nuestro cerebro es capaz de ponerse en alerta para sobrevivir a amenazas presentes y para rehuir las futuras. Sentir temor, angustia o incluso ansiedad tiene, pues, sus ventajas para nuestra supervivencia. Sin embargo, en algunas enfermedades, como el trastorno por estrés postraumático y otros relacionados con la ansiedad, las reacciones de miedo se vuelven excesivas y persisten incluso cuando ya no son adaptativas. Esto desencadena una ansiedad intensa, aunque el peligro ya no esté presente, y conduce a la imposibilidad de llevar una vida normal. Algunas zonas del cerebro son especialmente importantes a este respecto. Sabemos que la red de células nerviosas que conecta los lóbulos frontales con la amígdala está relacionada con la gestión del miedo. Sin embargo, los mecanismos moleculares implicados han sido desconocidos durante mucho tiempo. ¿Por qué ciertos individuos tienen una mayor tendencia a desarrollar miedos patológicos, por ejemplo? Un nuevo estudio publicado en la revista académica Molecular Psychiatry puede tener la respuesta. Un equipo dirigido por la neurocientífica Estelle Barbier, de la Universidad de Linköping (Suecia), se ha fijado en la proteína llamada PRDM2 e investigó en ratas sus efectos en la forma en que se procesan los recuerdos de hechos atemorizantes. Y han comprobado que la disminución de esta proteína aumenta la consolidación de los recuerdos relacionados con el miedo. Concretamente, unos niveles reducidos de PRDM2 acarrean una mayor actividad en la red entre los lóbulos frontales y la amígdala, lo que a su vez intensifica las reacciones de miedo aprendidas.
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