Acusaciones cruzadas entre Rusia y Ucrania
2023-03-01T08:00:00.0000000Z
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Editorial Televisa

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VIROLOGÍA
Desde que se produjo la invasión a Ucrania, Moscú ha mostrado una verdadera obsesión sobre los supuestos laboratorios que estarían desarrollando armas biológicas. Todo comenzó en marzo de 2022. Según aseguró el Ministerio de Defensa ruso en Twitter: “Durante el transcurso de la operación militar especial, se han encontrado pruebas de una limpieza de emergencia por el régimen de Kiev para borrar el rastro de un programa biológico-militar en Ucrania financiado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos”. Las acusaciones parecen, no obstante, infundadas. De hecho, poco después del inicio de las acciones militares, la propia Organización Mundial de la Salud recomendó a Ucrania deshacerse de patógenos por el peligro de propagación en el contexto de una conflagración armada, según informaba la agencia de noticias Reuters. La revista Bulletin of the Atomic Scientists aseguró que se trata de “desinformación de los medios rusos sobre las armas biológicas estadounidenses” y desde el King’s College de Londres también contradijeron al Kremlin, asegurando que se parecen a ”campañas de desinformación anteriores”. Ante tales acusaciones vertidas por Moscú, Izumi Nakamitsu, la secretaria general adjunta de Asuntos de Desarme de Naciones Unidas, dijo en una cumbre del Consejo de Seguridad de la ONU no estar al tanto de ningún problema de armas químicas en Ucrania. En total, operan unos 30 laboratorios (ninguno de nivel 4) que han investigado con ántrax, listeriosis, rabia y un brote de tuberculosis en 2017. Además, Ucrania cuenta con una estación de defensa civil encargada de la vigilancia e investigación de brotes de enfermedades infecciosas. Las acusaciones rusas tienen que ver con la financiación estadounidense de dichos centros, una colaboración que se remonta a principios de los años 90. En 2005, a través del llamado Programa de Reducción de Amenaza Biológica, Estados Unidos llegó a un acuerdo con Ucrania para mejorar la seguridad de varios laboratorios biológicos y se destinaron 15 millones de dólares a fortalecer tres, incluida la estación antiplagas construida en 1886 en Odesa, una de las primeras del mundo. Según el Pentágono, el fin es mejorar la seguridad biológica, la seguridad y vigilancia de la salud pública humana y animal del país. La propia Rusia acumula un largo historial de desarrollo de armas biológicas que se remonta a la Unión Soviética. Durante la Guerra de Corea, acusó a Washington de lanzar ataques bioquímicos y con el tiempo difundió informes falsos en India sobre el origen militar estadounidense del VIH. Además, el programa biológico soviético Biopreparat manipuló el virus de Marburgo, que fue modificado genéticamente para crear una nueva cepa más mortal, la Variante U, que fue introducida en un misil y aprobada por el Ministerio de Defensa de la URSS en 1990. Por suerte, nunca se utilizó.
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