El mecanismo astronómico de Anticitera

2023-05-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa

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Sumario

Dos tempestades marinas separadas por veinte siglos nos han dejado uno de los instrumentos más asombrosos de la humanidad, el mecanismo de Anticicera. En 1900, un barco griego que volvía de África tuvo que buscar refugio por una tormenta en Anticitera, una isla del mar Egeo. Cuando al día siguiente uno de los buzos se sumergió a buscar esponjas, se topó con un pecio a cincuenta metros de profundidad. Todo apuntaba a que a mediados del siglo I a. C. un barco mercante romano que procedía de la costa Jónica —quizá Éfeso o Pérgamo, como demostró el oceanógrafo Cousteau—, naufragó en las costas de Anticitera por una tormenta. Probablemente, el barco portaba el botín de guerra de Roma tras la I guerra de Mitriades —principios siglo I a. C.—. Entre los restos encontraron una caja de madera con un mecanismo que asociaron a un vertido posterior. El estudio aclaró que las inscripciones del extraño objeto eran en griego antiguo, pero este poseía una maquinaria de alta precisión que no encajaba en su época. En cuanto a su procedencia todo hacía indicar un origen Corintio, pues el calendario metónico y las inscripciones lo delimitaban allí o en sus colonias griegas o italianas. Otra línea de investigación apuntaba en la dirección de un origen greco-oriental: Pérgamo o Rodas, pues Cicerón escribió sobre un mecanismo similar al de Anticitera construido por Posidonio de Rodas. Las investigaciones actuales, han demostrado que el mecanismo de Anticitera era un computador analógico mecánico del siglo II a. C. Combinaba de forma ingeniosa la física y la mecánica aristotélica, los modelos astromecánicos de Arquímedes y los conocimientos astronómicos preptolemaicos. Indicaba la posición de los planetas, del sol y de la luna en el zodíaco, las estaciones y las épocas de siembra y cosecha. Marcaba qué años tenían trece meses y cuáles doce. Los meses que tenían treinta días y los que tenían veintinueve y cuándo corregir un día del calendario cada setenta y seis años. Pronosticaba los eclipses e indicaba los juegos olímpicos. Todas estas cualidades hicieron de él el ingenio más sofisticado de la antigüedad. Dicho artilugio ha resultado impactante porque además de adelantarse 1,500 años en el tiempo ha bajado al hombre contemporáneo del pedestal y ha demostrado que los griegos tuvieron tanto la capacidad teórica como tecnológica para haber creado ingenios complejos y precisos.

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