JUDAS ¿UN TRAIDOR MALDITO?
Por Jesús Callejo
2023-03-01T08:00:00.0000000Z
2023-03-01T08:00:00.0000000Z
Editorial Televisa

https://editorialtelevisa.pressreader.com/article/281560884961841
Contents
Mencionar el beso de Judas o sus 30 monedas de plata son sinónimos inequívocos de traición en la tradición cristiana. La versión de los hechos narrada en los evangelios canónicos es bien conocida, pero fuentes alternativas arrojan nuevas luces (y sombras) sobre la historia del Iscariote. Hace años me compré un libro de segunda mano cuyo título, Yo fui Judas, prometía un contenido sorprendente. Estaba escrito por un ingeniero técnico chileno llamado Eduardo Ayres y hablaba de una reencarnación anterior en la que asumió este triste papel y ahora rendía cuentas confesando quién era y por qué hizo lo que hizo. Por supuesto, su versión de los hechos, con toques ufológicos, nada tenía que ver con lo que la tradición cristiana oficial dice de Judas Iscariote. Es decir, se trataba de un libro revelado, no tanto de fantasía, en el que alguien del siglo xx se atribuía ese rol. No era el único que lo decía. El personaje de Judas siempre ha sido muy atractivo para novelistas, pintores y otros artistas. De hecho, que entre los apóstoles de Jesús hubiera uno que le iba a traicionar no se explica bien por los teólogos. Si Cristo es un ser semidivino, omnisciente y dotado de sabiduría, ¿cómo es que no lo vio venir o lo vaticinó? Claro, suelen esgrimir un argumento de peso al decir que la “entrega” o traición de Judas es un cumplimiento de las Escrituras, tal como estaba previsto en el plan divino de la salvación de toda la humanidad y fue anunciado de antemano. Los profetas, como Jeremías, lo sabían. Aceptemos ese planteamiento de que había un traidor entre sus más íntimos y que llegado el caso, por 30 tristes monedas de plata lo vendió en la noche del Jueves Santo, señalándolo mediante un beso en la mejilla en el Huerto de los Olivos. El famoso “beso de Judas” que tanta literatura mafiosa ha generado. Luego, arrepentido, se suicidó. Se tenía que cumplir ese plan divino y alguien tenía que hacer el papel de malo. Así se deduce de varios textos del Nuevo Testamento en los que se le menciona. Y así nos lo han contado hasta el cansancio. Pero un día del año 1978 apareció un texto apócrifo que fue bautizado como el Evangelio de Judas, que decía algo diferente de lo que había sido aceptado unánimemente por la comunidad católica. La historia del encuentro de este manuscrito, de su desaparición y de su nuevo hallazgo es digna de una película. El cazatesoros holandés Arthur Brand es uno de sus protagonistas, con su fino olfato para encontrar piezas que se dan por perdidas hace décadas, como cuadros de Picasso, de Dalí o el Evangelio de Judas. Me refiero a un manuscrito
es-mx