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después de poco más de DOS DÉCADAS bajo los REFLECTORES, beyoncé se ha convertido en mucho más que un ICONO p

Introducción de KaItlyn GreenIdGe

as mujeres que nacieron a principios de los 80 pertenecieron a la última generación que tuvo una vida análoga y la primera en tener una reestructuración digital. La infancia de Beyoncé coincidió con el surgimiento del equipo casero de cámaras de video, sistemas de estéreo que te permitían grabar tu propia voz, teclados para descubrir el sonido que deseabas y computadoras personales para sintetizarlo todo. Las niñas de antes tenían sus espejos, los ecos de los árboles y revistas con aproximaciones caricaturescas para poder verse reflejadas. Su generación fue la primera en experimentar constantemente la certeza vertiginosa del playback. Puede ser una fuerza desestabilizante, tienes tu voz como crees que suena y tu voz cuando regresa a ti después de apr etar el botón que dice Record.

Beyoncé Knowles- Carter maduró durante esa revolución digital, y saber cómo navegar esa disonancia es parte de su superpoder artístico. Ha convertido su propia empresa, Parkwood Entertainment, en un conglomerado de medios que incluye una línea de moda llamada IVY PARK. Ahora es madre de tres – Blue Ivy, de 9 años, y los mellizos Rumi y Sir (4)– que tuvo con su esposo JAY-Z. La icónica pareja acaba de convertirse en el rostro de Tiffany & Co., que fue adquirida a principios de este año por LVMH y está relanzando la marca con su ayuda. Beyoncé también se encuentra trabajando en su música y en un sinfín de proyectos que prometen destruir viejas limitaciones y catapultarla a territorios nunca antes explorados.

“¿Así sueno? ¿Es eso lo que quiero comunicarle al mundo?”. Estas son algunas de las preguntas que se ha hecho repetidamente durante cada década de su vida. Ahora de 40 años, Beyoncé únicamente escucha a su voz.

“ESTOY EN UN PUNTO DONDE NO NECESITO COMPETIR CONMIGO. NO TENGO INTERÉS EN AFERRARME AL PASADO PORQUE ÉSTE YA QUEDÓ ATRÁS”.

Cumpliste 40 años el 4 de septiembre. Al reflexionar en tu vida, ¿ qué te ha enseñado cada década? La primera década de mi vida estuvo dedicada a soñar. Como era muy introvertida, de niña no hablaba mucho. Pasaba todo el tiempo en mi cabeza jugando con mi imaginación. Ahora estoy agradecida por esos tímidos años de silencio. Ser tan penosa me enseñó la empatía y me dio la habilidad de conectar y relacionarme con la gente. Ahora ya no lo soy, pero no estoy segura de que tendría sueños tan grandes como hoy día si no hubiera tenido esos incómodos años.

Estuve en competencias de baile y canto desde los 7 años. Cuando estaba en el escenario, me sentía segura. Muchas veces era la única niña de piel morena, y en ese entonces me di cuenta que debía bailar y cantar con el doble de esfuerzo. Debía tener una presencia en el escenario, astucia y encanto si quería ganar. Comencé a tomar clases de vocalización con una cantante de ópera cuando tenía 9 años. A los 10, ya había grabado al menos 50 o 60 canciones. Esto fue mucho antes del software Pro Tools, cuando grabábamos con cintas.

Tuve mi primera lesión vocal a los 13 años por cantar en el estudio durante muchas horas. Acabábamos de firmar nuestro primer contrato y temía haber desarrollado nódulos, arruinado mi voz y terminado con mi carrera. Los médicos me obligaron a tomar un descanso vocal durante el verano y volví a ese estado de silencio una vez más.

Mi adolescencia fue donde lo di todo. Crecí escuchando este versículo en particular de Santiago 2:17: “La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. Mi visión e intención no eran suficientes, tenía que trabajar por ello. Me comprometí a siempre ser una estudiante y estar abierta al crecimiento. Nadie en mi escuela sabía que podía cantar porque casi no hablaba. Mi energía se fue directamente a Destiny’s Child y a nuestro sueño de conseguir un contrato para convertirnos en artistas musicales. Si algo no me estaba llevando a mi meta decidía no invertirle más tiempo. No tenía tiempo para diversiones y sacrifiqué muchas cosas para alejarme de cualquier distracción. Sentía que al ser una niña de piel morena no podía cometer errores. Sentía la presión de todos y cómo sus miradas estaban esperando a que me tropezara o equivocara. No podía decepcionar a mi familia después de todos los sacrificios que habían hecho por mí y las otras niñas. Esto me convirtió en una adolescente más cuidadosa y profesional, tuve que madurar muy rápido. Quería romper todos los estereotipos de una superestrella de piel morena que eran víctimas de las drogas o el alcohol, o la absurda idea de que las mujeres siempre están furiosas. Sabía que me estaban ofreciendo una oportunidad increíble y sentía que sería la única. Me negué a arruinarla, pero tuve que dar mucho a cambio .

En mis 20 me dediqué a construir una base solidificada para mi carrera y establecer mi legado. Me enfoqué en el éxito comercial, llegar a los número uno de las listas y ser una visionaria sin importar cuántas barreras debía derrumbar. Alcancé mis límites. Aprendí el poder de decir no. Tomé el control de mi independencia a mis 27 años y fundé Parkwood Entertainment. En ese entonces, no había una empresa que hiciera lo que yo necesitaba o que se administrara como lo deseaba. Así que decidí crear este conglomerado multifuncional que era una agencia creativa, una disquera, una compañía de producción y de

management para producir y trabajar en los proyectos más importantes para mí. Quería ser mi propia manager y tener una empresa que priorizara el arte y la creatividad.

Reuní a estos jóvenes visionarios que tenían ideas revolucionarias para que colaboraran conmigo. Quería que las mujeres fuertes tuvieran funciones clave en la empresa, cuando la mayoría de la industria seguía siendo dominada por hombres. Quería colaboradores que no hubieran sido insensibilizados por el mundo corporativo y que no tuvieran miedo de enfrentarme cuando se les ocurrieran ideas poco convencionales, un equipo que me desafiara, pero que no se sintiera condicionado a decir cosas que supuestamente no se deben decir o hac er.

Recuerdo una junta en la que discutimos distintos análisis, y me dijeron que los números revelaban que a mis fanáticos no les gustaba cuando mis fotografías eran en blanco y negro. Me dijeron que no vendería lo suficiente si no estaban a color. Era ridículo. Me enojó muchísimo que una agencia pudiera dictar lo que mis fanáticos querían basándose en una encuesta. ¿A quién le preguntaron? ¿Cómo es posible que generalicen a las personas de esta manera? ¿ Estos números son exactos? ¿ Son justos? ¿ Están incluidas todas las personas a quienes intento motivar? Por supuesto que no. Me molesté cuando dijeron, “Estos estudios demuestran...”. Estaba tan exhausta y enfurecida de estas compañías corporativas con formularios que decidí crear todo mi nuevo proyecto con fotografías en blanco y negro, incluyendo los videos de “Single Ladies” y “If I Were a Boy”, así como todo el arte de Peter Lindbergh para I Am… Sasha Fierce, que terminó siendo el mejor éxito comercial hasta la fecha. Sin embargo, procuro mantener un espíritu y una sensación humana en cada decisión que t omo.

Estaba muy interesada en el cine y mi primer proyecto fue dirigir la película de mi concierto I Am… World Tour. Aprendí a editar todo usando Final Cut Pro, y fue el comienzo de una expresión creativa que me llevó a crear el material visual de mi primer álbum homónimo

Beyoncé, después Lemonade, Homecoming y Black Is King.

La década de mis 30 se enfocó en mi familia y en cómo mi vida se convirtió en algo más que sólo mi carrera. Trabajé para sanar un trauma generacional y convertir mi corazón roto en arte, mismo que ayudaría a impulsar un progreso cultural y con suerte se quedaría en la mente de las personas por siempre. También me dediqué a exigirme más. En el 2013 inicié BeyGOOD, para compartir la mentalidad de que todos podemos hacer algo para ayudar a los demás, algo que mis padres infundieron en mí desde que era niña con el objetivo de inspirar a otros a ser amables, bondadosos y buenos. Nos especializamos en muchísimas áreas, incluyendo ayuda para los afectados por huracanes, educación y becas para universidades en Estados Unidos, un programa de becas de investigación en Sudáfrica, derechos para las mujeres, apoyo para

Los Extras

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Editorial Televisa