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Escápate

Lydia Swinscoe sigue las huellas de Ernest Hemingway en Cuba, visitando los atesorados lugares del autor y descubriendo nuevos deleites culinarios.

No hay agua en la piscina en la que la actriz estadounidense Ava Gardner una vez nadó, en vez de eso, ha sido reemplazada por hojas y lunares de luz solar que bailan entre los azulejos de un color azul pálido tan elegantemente como imagino que Gardner lo hizo. Cerca de ahí, un bote pesquero de madera de 12 metros de largo -llamado Pilar- se encuentra anclado en tierra firme, otra reliquia en el hogar cubano del escritor Ernest Hemingway, Finca Vigía, no muy lejos de La Habana. Gardner llegó a ser la fiel compañera del escritor, pero fueron las expediciones de pesca que se llevaron a bordo de esta embarcación lo que inspiraron su última gran obra de ficción, la novela ganadora del premio Pulitzer: El viejo y el mar.

Situada en su mayoría en la corriente del golfo y en una pequeña villa cerca de La Habana, el libro narra la historia de un pescador en una misión agobiante para encontrar a un marlín colosal. Durante mi estancia de nueve días en Cuba, estaba tan intrigada por observar dónde había sido escrito en 1951 que incluso reservé un Chevrolet Bel Air Impala vintage para que me llevara al campo de San Francisco de Paula, el suburbio en el que Hemingway vivió por más de 20 años.

Finca Vigía se ha conservado justo como cuando el escritor vivía ahí -con cabezas de gacelas montadas en las brillosas paredes blancas que siguen mirando por encima de la mesa de madera oscura del comedor, y miles de libros se encuentran uno al lado del otro, apilados en las repisas que rodean prácticamente cada habitación. Por encima de los azulejos del baño están las cifras de su peso que hacía diariamente, escritas desordenadamente con lápiz directamente en la pared, mientras que las copias de los periódicos de Nueva York y Miami que tanto amaba se hallan despilfarradas en los escritorios y camas. Pero me quedé fascinada por las áreas en las que Hemingway verdaderamente escribió. Su máquina de escribir Corona 3 está en un escritorio de madera en el piso de arriba de una torre delgada adyacente a su casa. Y aunque la vista de las palmeras que dan al mar parece ofrecer el perfecto ambiente para escribir, Hemingway en realidad se alejaba del ambiente convencional, creando una plataforma alta para su máquina de escribir y poder usarla de pie. Era madrugador y solía beber mucho, escribía desde las 6 am hasta la hora del almuerzo, antes de recompensarse con un whisky o un

gin. Como lo llegó a confesar él mismo, bebía “para hacer a los demás más interesantes”, y su amor por las bebidas vespertinas le aseguraron un grado de reconocimiento en la vida social de la capital. Era un cliente regular de Floridita, un bar en La Habana Vieja, donde supuestamente una vez logró establecer el récord de 13 daiquirís dobles en una sola noche; en el menú de hoy día se encuentra un marrasquino mezclado con daiquirí de toronja en su honor. Hice una parada para probar el Hemingway Special y me sorprendió gratamente ver una estatua de tamaño real de bronce del mismísimo escritor, recargado en el bar de madera. La música en vivo comenzó a tocar, y el ron se fue directamente a mi cabeza, y entendí por qué Hemingway amaba tanto la Floridita y la vibra tan relajada de La Habana.

Aunque Cuba podría no parecer el destino más deseado del Caribe, el número de visitantes cada vez se incrementa más, ya que las restricciones para viajar desde Estados Unidos (implementadas por el presidente Kennedy en 1963, cuatro años después de que Fidel Castro se convirtió en Primer Ministro) han comenzado a relajarse. Ahora es el momento perfecto para visitar este país -no sólo encontrarás música salsa y mansiones coloridas adonde sea que voltees, sino que también existe una floreciente escena culinaria y una gran cantidad de nuevos restaurantes. San Cristóbal, con su decoración extravagante, cubierta desde el piso hasta el techo con fotografías enmarcadas, se convirtió en uno de mis lugares favoritos para comer con su menú puramente cubano que contenía cerdo asado, langosta fresca y exquisitos platillos yucca. Las creaciones del chef Carlos Cristóbal Márquez Valdés impresionaron incluso a Barack y Michelle Obama cuando lo visitaron en el 2016 y comieron solomillo a

la plancha. La cafetería El Mercurio ofrece su café con un toque de ron, y probé los cocteles de champagne en otro de los lugares favoritos de Hemingway, Sloppy Joe’s. También probé los tacos frescos de La Guardia, los cuales son tan exquisitos que volví dos veces.

Cuando no estaba comiendo o explorando los bares de la ciudad, caminé por el malecón, el paseo marítimo de La Habana, donde cada día al atardecer, los visitantes y locales se congregan para comer, beber y bailar. Una noche, bajo las estrellas, las calles frente al paseo marítimo cobraron vida con una fiesta improvisada con música de reguetón que provenía de una enorme bocina ubicada en un edificio en ruinas. Una vez que la excitante atmósfera del malecón se calmó, una vieja fábrica remodelada ahora conocida como Fábrica de Arte Cubano llamó mi atención con sus exposiciones de arte moderno, poderosos cocteles y bailes llamativos. Abierto de jueves a domingo y escondido en el distrito residencial de Vedado, este lugar brinda una mezcla variada de exhibiciones mostrando lo mejor del arte contemporáneo cubano, así como arte en vivo, cine y música; y también se encuentra rodeado de muchos sitios con deliciosos platillos y cocteles repletos de hielos que estoy segura que hubieran tenido la aprobación de Hemingway.

Después de horas de bailar, comencé a extrañar mi rústica habitación en el Hotel Sevilla y un taxi Cadillac de los 50 me dejó en casa justo cuando el sol comenzaba a salir. Al tomar mi café a la mañana siguiente, miré cómo las sombras danzantes alrededor de las ventanas cubrían mi desayuno en la terraza en perfecta armonía con el sonido melifluo del violín que provenía de las calles. Llena de una sensación de felicidad, comencé a pensar que, al igual que Hemingway, probablemente un día regresaré y me quedaré para siempre.

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2021-05-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa