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EN PORTADA: LUCAS BRAVO

Lo fotografiamos en Madrid y entrevistamos en París. Un retrato en imágenes y palabras de quien brilla entre los más carismáticos y guapos actores de la actualidad.

POR GEORGINA VILLA FOTOS JUANKR ESTILISMO CATERINA OSPINA

El francés que encantó al mundo es mucho más que el galán de Emily in Paris

ES EL ÚLTIMO VIERNES DE OCTUBRE EN PARÍS. Una fecha comúnmente asociada con días nublados, lloviznas y temperaturas por debajo de los 15ºC. Pero este año el cambio climático nos ha traído (por ahora) algo sospechosamente agradable: un cielo despejado, 23ºC y nuestra última oportunidad para pedir un iced latte antes de la temporada oficial del vinchaud. Son las tres de la tarde y recibo una llamada de un número desconocido. Normalmente, la habría ignorado, pero sabía con seguridad que se trataría de Lucas y no me equivoco. Encontrar un spot libre en donde estacionar su Cityscoot va a costarle un par de minutos de retraso. Nada grave. Poco sabría él que entre la escasez de combustible en Francia y la huelga de la misma, mi bicicleta y yo estaríamos llegando casi al mismo tiempo que él a nuestro punto de encuentro.

Mientras espero al actor de EmilyinParis (valga la redundancia) me distraigo un poco observando a las personas que llegan al restaurante del Hotel Hoxton, el venue para la entrevista. Y pienso en el momento de indecisión por el que todos, incluyéndome, habríamos pasado esa mañana para elegir nuestro look de viernes otoñal con pronósticos veraniegos. Lucas llega pocos minutos después y mientras nos dirigimos a una sala con menos ruido ambiental, me pregunto si él habrá pasado por la misma confusión que los demás o si simplemente su estilo es naturalmente messy-cool. Lleva un gorro beanie y chamarra. Pienso si no tiene calor.

Lucas creció en una familia inmersa a profundidad en las artes y el deporte. Su madre, Eva, es cantante, y su padre, Daniel, es un exfutbolista profesional, por lo que preguntarle sobre sus afinidades hacia otros campos me pareció la manera más natural de iniciar nuestra conversación.

— Amo la fotografía y el dibujo. Son mis otras dos pasiones. Siempre es importante tener una pasión paralela a tu métier principal. A mí me encanta la foto y colecciono cámaras antiguas como Rolleiflex y Canons viejas de los años 50.

— Yo tengo una Minolta.

— Es una gran elección para pulir el ojo. Creo que la fotografía se concentra en el presente. Y por el otro lado, el dibujo es más bien meditativo.

— Sé que esta pregunta es inmoral pero ¿tienes algún fotógrafo favorito?

— Tengo tantos en mente que sería difícil mencionar solo uno. Pero diré que Vivian Maier.

— ¡Enorme! Visité su exposición en el Musée du Luxembourg el año pasado.

— ¿Y sabes que ella nunca reveló sus fotos? ¡Es una historia de locos! Su hija encontró las cajas con sus rollos y fue ella quien las reveló. Quiere decir que todas las imágenes que tomó Vivian fueron para ella y yo hago lo mismo. Yo no revelo mis fotos.

—Es parte del encanto de tener una cámara análoga. Contrario a un smartphone en donde puedes tomar miles de fotos, guardarlas y verlas cuantas veces quieras, la belleza de la foto análoga es que terminas un rollo y no recuerdas lo que hay ahí hasta tiempo después.

— Ese es precisamente el objetivo. Olvidarte de manera absoluta, y ya.

La sensibilidad con la que el Bravo habla de la fotografía y su colección de cámaras, haría a cualquiera preguntarse sobre ese momento en que el nicense decide como camino profesional a la imagen en movimiento sobre la imagen fija.

— Desde pequeño viajaba mucho, a un grado en que ya no sabía más quién era yo. Así que empecé a buscarme a través de personajes y a través de las herramientas para encontrar a estos personajes y a mí mismo. Entonces utilicé estos elementos para actuar y volverme un poco más auténtico.

— Siempre hay ESA película que inspira a dar el primer paso. ¿Cuál crees que fue la tuya?

— Me gustó mucho Danseaveclesloups, de Kevin Costner porque retrata la historia de una persona que va al encuentro de otra cultura e intenta sumergirse en ella. Y esto es un poco lo que viví. Cada dos años me mudaba a una ciudad diferente y sentía la necesidad de reinventarme. Esta película me conmovió mucho pues veía a un hombre que se reinventó con los indios.

— Viviste en Lyon, Marsella, Mónaco y Parma, en Italia. ¿Hay alguna de estas ciudades en la que lograras sentirte 100 % “tú”?

— Nunca logré identificarme verdaderamente con ninguna ciudad. Siempre fui “el nuevo” e intentaba ser aceptado rápidamente entonces podría decir que nunca me sentí chez moi en ninguna de ellas.

— ¿Y qué me dices de París?

— Pasa como en todas las ciudades grandes. Es importante dejar de estereotiparlas de manera general. El mundo ahora está tan mezclado que en todas partes podemos encontrarnos tanto con gente amable como con malas intenciones. Con personas interesantes o no interesantes. No creo que ciudades como París, Nueva York, Los Ángeles, Londres, Milán y Madrid representen en su totalidad a su país porque al final son megalópolis y parte de esta mezcla. Yo pienso que en París, como en cualquier otra parte, si nos encontramos con las personas correctas, puede convertirse en una experiencia increíble. Pero para ello es importante tener una mente abierta y viajar. Al final nos convertimos en la generación que proyectamos, y si somos amables y estamos listos para vivir una buena experiencia, vamos a encontrarla.

— ¿Cuál crees que haya sido tu momento más influyente al crecer?

— El viaje que hice a Alaska. Después de ver la película Into thewild de Sean Penn me enamoré de la idea sobre cómo el personaje renuncia y se pierde. Así que decidí entonces ir a Alaska a buscar el mismo autobús. Era marzo y estábamos a menos de 30° C. Encontré dicho autobús y me quedé ahí un par de días. Ese viaje me cambió la vida.

— ¿Qué crees que fue exactamente lo que cambió?

— Es increíble y la gente es muy amable. Cuando Alaska fue creado, ofrecieron muchos trabajos para ir a trabajar a las minas, a encontrar oro. Se trató de alternativas de trabajo que numerosas personas con problemas de alcoholismo y adicciones tomaron como una segunda oportunidad y como respuesta al rechazo que recibían en la sociedad de la que provenían. Y es por eso que la consideran una tierra para las segundas oportunidades. Las personas que viven algún trauma, al final siempre son buenas personas, porque saben lo que es ser rechazados y confrontados por la humillación o por una sociedad que no les dió una segunda oportunidad. Todo el mundo en Alaska es amable y eso me encanta.

— Es interesante cómo ha logrado transmitir estos valores de generación en generación. La gente que vive ahí hoy en día, aún lo tiene.

— Eso es algo importante y es nuestro objetivo. Crear memorias e historias para recordar a las personas lo importante que es ser amable. Por ejemplo, ahora las generaciones comienza a olvidar todo sobre las guerras mundiales. Churchill lo dijo: “La mejor forma de mantener la paz es nunca olvidar”.

A los 17 años de edad se mudó a los Estados

Unidos para comenzar su formación en la American Academy of Dramatic Arts de Los Ángeles, y en el 2017, tras algunas apariciones en pantalla, regresa a su país para formar parte de Actors Factory, estudio actoral ubicado en el distrito XI de la capital francesa. Al preguntarle sobre los contrastes más notorios de su preparación como actor entre Francia y en Estados Unidos, Lucas explica que todo está vinculado a la fisicalidad.

— Conozco el método de aprendizaje de Estados Unidos y Francia e hice una película en Inglaterra. No vi gran diferencia entre la forma francesa y la inglesa, ambas se desenvuelven más o menos en los mismos tonos. En Estados Unidos me pareció que fue mucho más expansivo. La fisicalidad está mucho más comprometida e involucra muchos más gestos y mímica. Es más teatral, vaya, mientras que en UK o en Francia sigue siendo más sutil.

Bravo considera que su primer gran proyecto fue en LaCrèmede laCrème, dirigida por Kim Chapiron, un papel pequeño de menos de un minuto, tal vez como 30 segundos. Un éclair, como él lo llama. Tenía 23 años y no solo era la primera vez que saldría en el cine sino con un director que le encantaba. A este le siguieron participaciones en series de televisión como T.O.C (2015) y Plus belle la vie (2016), y cortos como Caprice (2019) dirigido por Lavinia Jullien, en donde compartió pantalla con Camille Razat, coestrella de Emily in Paris. Ahora, aunque sus proyectos más recientes han mantenido a Lucas ocupado principalmente con la industria estadounidense, la escena actual del cine en Francia sigue siendo un área que desea explorar. Entre los réalisateurs con los que le gustaría trabajar se encuentra Cédric Klapisch, la mente creativa detrás de RussianDolls (2005) y ChinesePuzzle (2013).

— No he prestado mucha atención al cine francés de los últimos años porque estuve grabando la segunda temporada (de EmilyinParis). Después hice una película en Venecia, luego TickettoParadise en Australia, donde me quedé por algunos meses, y después regresé a París para la tercera temporada. Así que no he tenido tiempo de ver muchas cosas, pero sé que actualmente la industria del cine en Francia es muy independiente, artsy e intelectual. No está precisamente en una etapa de superhéroes y blockbuster.

— ¿Cómo dar vida a un personaje francés en un París retratado por la visión de Darren Star?

— Para mí fue un trabajo como cualquier otro. Es mi metier y es así lo vivo. Mi tarea es la de contar el personaje de la forma más honesta posible, transmitir emociones y que la gente se identifique con lo que el personaje vive. Lo que cuenta la serie no me preocupa mucho, porque conozco mi país y sé cómo funciona. No es lo mío juzgar pues cada cosa que contamos lo hacemos a través de un prisma de percepción y desde nuestra propia experiencia. Y esta historia es contada a través de la visión de Darren Star. Yo no tengo esa visión de París, pero tal vez mi visión de París no sería retratada en Netflix.

— Y bien, ¿cuál es tu visión de París?

— Para hablar de esto necesito más de 45 minutos. París es sensaciones, aromas, instantes, sonidos…

— Siempre puedes cancelar tu entrevista de esta tarde. ¿Qué olores?

— ¡Buenos y malos! Pero en todo caso son aromas que se mezclan.

BRAVO CONSIDERA QUE SU PRIMER GRAN PROYECTO fue en LACRÈMEDE LACRÈME, dirigida por KIM CHAPIRON. UN PAPEL PEQUEÑO, de menos de UN MINUTO, tal vez como 30 SEGUNDOS. UN éclair, como él LO LLAMA

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2022-12-05T08:00:00.0000000Z

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