Mr. Armani: “Menos es más”

Un símbolo de la simplicidad y el fit perfecto. POR IKERNE MESTRE

GIORGIO ARMANI nació el 11 de julio de 1934 en un pequeño pueblo llamado Piacenza, en las afueras de Milán. Creció en un momento turbulento para Europa, experimentando la complejidad y las dificultades de la guerra de primera mano. Estudió medicina durante tres años, pero terminó por unirse al Ejército de su país, al cual sirvió durante cuatro años. Su carrera en la moda inició trabajando como escaparatista para una tienda departamental, y –posteriormente– para Nino Cerruti como diseñador de ropa masculina. Así, la experiencia del día a día le permitió desarrollar su propio lenguaje estético y fue en 1975, a los 41 años de edad, cuando fundó su marca homónima en conjunto con su socio Sergio Galeotti.

La popularidad de la firma se disparó hacia 1980 y los años siguientes, cuando sus powersuits aparecieron en Miami Vice y American Gigolo. De ahí, la firma siguió creciendo sustancialmente a lo largo de los años, inaugurando varias líneas incluidas Armani Exchange y Emporio Armani, e incursionando en nuevos mercados como la hotelería, el maquillaje y la decoración del hogar. Como un reflejo de su marca, su estilo personal ha sido siempre refinado, con una clara preferencia por los clásicos del guardarropa tradicional masculino de camisas, trajes y sacos.

A pesar de ello, la ropa de la firma italiana ha sido revolucionaria. Podríamos decir que lo que el señor Armani ha hecho por la moda masculina equivale a lo que Gabrielle Chanel hizo por la femenina: simplificar, aligerar y liberar. Desafíó los métodos de construcción tradicionales para crear trajes modernos, haciéndolos más cómodos e informales. Afín al racionalismo italiano, su ropa se ha distinguido por su elegancia, su atemporalidad y discreción: la forma sigue la función, sin rastros de ornamentaciones innecesarias. Hasta hoy en día aquellos códigos e innovaciones, permanecen en el corazón de la firma junto a otros sellos distintivos: el uso del color gris, o el “greige”, un tono impulsado por el diseñador y empresario, que nos remonta a las fachadas descoloridas de los edificios milaneses. Fieles a la filosofía del señor Armani, en definitiva, menos es más.