Televisa Kiosco Digital

Lecciones positivas de un tiempo difícil

Por VÍCTOR MARTÍNEZ

Los últimos 18 meses han sido un verdadero reto para la humanidad. La aparición del virus SARS-CoV-2 a finales de 2019, puso al mundo de cabeza y nos obligó a adaptarnos a una nueva realidad. Si bien es imposible pasar por alto los aspectos más duros de esta situación ( y mucha tinta se dedica todos los días a estas cuestiones), es importante hablar sobre los aprendizajes que deja este tiempo.

DESCUBRIMOS Y CONFIRMAMOS QUE EL TRABAJO A DISTANCIA SÍ FUNCIONA

Desde hace varios años, en muchas industrias ya se hablaba sobre una eventual implementación del home

office. En algunos casos incluso se había probado con éxito, pero esta opción estaba destinada únicamente a emergencias o se utilizaba con poca frecuencia. De un momento a otro, sin importar el giro del negocio, la enorme mayoría de los trabajadores alrededor del mundo nos vimos forzados a convertir la sala, el comedor o la habitación en una oficina. La curva de aprendizaje fue breve pero pronunciada: ¿Cómo desactivo la opción de mute en Zoom? ¿Cómo puedo contener la risa cuando la estruendosa voz de un vendedor callejero se cuela por la ventana a media junta? Nos costó trabajo adaptarnos pero lo hicimos y con esto descubrimos que podemos ser eficientes en el trabajo sin importar dónde nos encontremos.

DECIDIMOS (POR FIN) A ENTRENAR EN CASA

Previo a la pandemia, para muchos de nosotros el pretexto perfecto para no acudir al gimnasio, a pesar de que ya habíamos pagado la inscripción, era la falta de tiempo: “Paso horas en el auto para llegar a casa después de trabajar y no me alcanza el día para entrenar”, pensábamos. Problema resuelto. Ahora, en cuanto termina la jornada, apagamos la computadora, nos ponemos unos tenis y ya estamos en el gimnasio. Es tan sencillo como acceder al perfil de Instagram de nuestro coach favorito y ponernos a sudar a media sala. Además, el incentivo para hacer ejercicio ahora es mayor que nunca: si no hay que salir para nada y nuestra comida favorita está a unos clics de distancia, pronto tendremos que abrirle un nuevo agujero al cinturón a menos que nos activemos. Aún está por verse si este impulso será duradero o no, pero ya estamos a mitad del año y parece que por primera vez cumpliremos el propósito de ponernos en forma.

NOS ATREVIMOS A PROBAR NUEVAS RECETAS

Hay quienes han aprovechado este tiempo para aprender un nuevo idioma o tomar un curso de especialización, pero en mayor o menor medida, todos hemos puesto a prueba nuestras habilidades culinarias. Hoy picamos algunos ingredientes mientras revisamos el correo; asamos un corte al tiempo que agendamos una junta y nos animamos a hornear un panqué el fin de semana. Quizá no tengamos aspiraciones de competir con Enrique Olvera, pero convertir un montón de ingredientes en una auténtica experiencia culinaria es una habilidad que todo hombre debería poseer y gracias a la pandemia estamos un paso más cerca de lograrlo.

APRECIAMOS –AÚN MÁS– A QUIENES VIVEN CON NOSOTROS

No importa si se trata de tu pareja, tus padres, tus room

mates o incluso tu perro. Hace un par de años la idea de convivir 24/7 con aquellos que viven bajo el mismo techo habría parecido inconcebible. Todos teníamos responsabilidades que nos alejaban de casa la mayor parte del día. La posibilidad de pasar tanto tiempo con aquellos que queremos ha sido un regalo inesperado. Parejas que se reconectan; papás que conocen mejor a sus hijos; mascotas que reciben más atención que nunca… la pandemia ha sido una etapa de acercamiento con los demás y si bien se extraña a quienes están lejos, nunca habíamos tenido tantas oportunidades de abrazar a quienes están cerca.

NUESTRAS MEDIDAS DE HIGIENE MEJORARON

Cualquier niño de preescolar sabe que existe una forma correcta de lavarse las manos y que esta va más allá de mojarse las palmas un par de segundos y sacudirlas rápidamente. Sin embargo, conforme crecemos tendemos a olvidarlo y salvo que toquemos algo en verdad sucio, o trabajemos en la industria de la hospitalidad o la salud, la mayoría no nos lavamos las manos con mucho cuidado. Lo mismo con otras medidas sanitarias como utilizar un cubrebocas cuando estamos enfermos y tenemos que salir de casa por alguna razón. Estas cuestiones son importantes más allá del Covid-19 y podemos apostar que este último año te has enfermado de gripe con menos frecuencia que antes. ¿La razón? Nos hemos vuelto más cuidadosos.

ARRANCAMOS EL NEGOCIO QUE POSPUSIMOS POR AÑOS

En los últimos años, ¿cuántas veces –mientras realizabas alguna tarea mundana como tomar un baño, conducir o lavar los trastes– se te ocurrió alguna idea que, con el impulso adecuado, habría dado lugar a un buen negocio? Quizá seas una de esas personas para las que la nueva normalidad resultó ideal para materializar ¡finalmente! aquellos proyectos que se habían quedado en el tintero. Todo el mundo tiene algo de valor que aportar a los demás y en ocasiones simplemente es cuestión de dar el primer paso. Con más tiempo libre en casa que nunca y la posibilidad de aprender casi cualquier cosa en línea, convertirse en emprendedor o trabajar de forma freelance se volvió una opción viable.

LE DIMOS UN RESPIRO AL AMBIENTE

Cuando pensamos en los beneficios de no tener que trasladarnos desde casa hasta el trabajo o la escuela, de inmediato nos vienen a la mente los embotellamientos, especialmente en las grandes urbes. No tener que lidiar con esto ha sido, para muchas personas, una gran noticia. Sin embargo, no es lo único positivo en este caso: con la reducción en el número de personas que se trasladan diariamente de un lugar a otro, muchos automóviles se han quedado aparcados durante meses, eso significa menos combustibles quemados y menos emisiones contaminantes (un estudio de la NASA reveló una reducción de casi 20% en la concentración global de dióxido de nitrógeno en 2020). Si combinamos esto con la creciente oferta de autos completamente eléctricos, el planeta ha tenido un merecido respiro durante este tiempo.

ILUSTRANDO LA FRASE “LIVE FAST, DIE

YOUNG”, James Dean es una leyenda no solo por su trágica y temprana muerte, sino también por su carrera corta –aunque reputada– y (que más puedes pedir) un estilo magnético al vestir. Sus interpretaciones, llenas de esa combinación de aplomo, vulnerabilidad dolorida e idealismo herido, lo consolidaron como actor y celebridad al protagonizar apenas tres películas: Rebeldesincausa,

EastofEden (que le valió el Oscar póstumo como Mejor Actor) y Giant. Paralelamente, es notable su habilidad de lograr que los atuendos más simples parecieran sofisticados; el actor rezumaba sexappeal y un jenesaisquoi que atraía por igual a hombres y mujeres.

Tomó básicos como los jeans, camisetas blancas, y chamarras de piel cuando aquellas prendas casuales (en contraste con los elegantes trajes a la medida que vestían sus contemporáneos: Bogart, Stewart, Cooper, Grant y Gable) significaban cierta rebeldía para los años 50; un acto de desafío al viejo Hollywood y una apertura a una nueva masculinidad, menos pulida y más relajada.

Su estilo era inherentemente casual. Nació y creció en una granja en Indiana, por lo que resaltaba la funcionalidad de la ropa, y –en efecto– pocos han llevado una humilde white t-shirt tan bien como James. Antes de esta década, la camiseta se consideraba una prenda interior, y aunque se le atribuye a Marlon Brando, fue Dean quien consolidó su inédito uso.

Entendió a perfección que, en cuanto a la imagen de un hombre, los pasatiempos están naturalmente vinculados. Su amor por conducir y la velocidad lo definieron tanto que le acabó costando la vida. Como sentenció Humphrey Bogart: “Dean murió en el momento justo. Dejó una leyenda. Si hubiera vivido, nunca habría podido estar a la altura de su publicidad”.

ESTILO

es-mx

2021-06-01T07:00:00.0000000Z

2021-06-01T07:00:00.0000000Z

https://editorialtelevisa.pressreader.com/article/281698322655543

Editorial Televisa