Las gafas violetas

En marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, ¿qué significa el color violeta en todo esto? La igualdad de género, el origen del movimiento feminista y las luchas por la equidad que siguen vigentes.

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En 2023, las mujeres contamos con cientos de leyes que nos protegen, atrás quedaron esos años cuando la lucha feminista exigía el derecho a votar, trabajar o tener propiedad privada. Fueron millones las que lucharon por los privilegios y comodidades con los que hoy contamos. El tema es que la exigencia por la equidad debe continuar.

Hoy, nos toca a nosotras continuar con los muchos pendientes para lograr la igualdad y erradicación de la violencia. Todavía ganamos mucho menos que los hombres por hacer el mismo trabajo y los puestos directivos siguen dominados por ellos. Tenemos que exigir la igualdad salarial: a igual trabajo, igual sueldo.

En México, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer recibe 86; una brecha de 14%, y en puestos directivos esta diferencia llega hasta el 30%. De acuerdo con Naciones Unidas, si continuamos a este ritmo, hasta dentro de 250 años ganaríamos lo mismo que ellos. ¿Por qué? Simple: por ser mujeres. Así de injusto y así de absurdo. Somos, también nosotras, quienes tenemos la doble jornada: el trabajo

Pero de todos los pendientes, el más urgente es erradicar la violencia de género. Imposible permitir aún que en México desaparezcan siete mujeres al día, que cada 20 minutos una sea abusada sexualmente o que una de cada tres mujeres sea víctimas de violencia por parte de su pareja. Por los menos, 10 mujeres son asesinadas cada día.

Es nuestro trabajo defender nuestros derechos y apoyar a todas aquellas mujeres que todavía no pueden defenderse por sí mismas. El momento es hoy. No debe haber tolerancia de nuestra parte a ningún acto violento por ningún motivo; por ejemplo, los celos son violencia, no amor. Controlar tus mensajes o redes sociales, es violencia. Ningún agresor empieza matando, sino de a poco y en incremento. Debemos detectar las sutilezas y cuidarnos. Y lo más importante: hablarlo, dejar la vergüenza y buscar apoyo. Aquí estamos, chica Cosmo, todas juntas.

El cambio tiene que empezar por nosotras, debemos exigir condiciones igualitarias, apoyar a otras mujeres, sobre todo, no permitirnos ser violentadas o agredidas física, sexual ni verbalmente.