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Horóscopos

¿Cuándo seguirlos al pie?

Fotografías HANINA PINNICK

No he creído en la astrología desde que tenía 18 años. Leí una predicción que me decía que reprobaría la prepa. No ocurrió. Han pasado 14 años desde entonces y, a pesar de maldecir a los astros cada vez que me tropiezo y golpeo un dedo del pie, o pierdo un collar, no pongo demasiada atención a mi horóscopo. Hoy en día esto me hace estar bastante fuera de moda. Mi generación mira las estrellas como si no hubiera un mañana (y, a veces, viendo las noticias, parece que no lo hay). Desde los años 70, la espiritualidad alternativa es lo más cool. Versace, Gucci y Prada han utilizado prints del zodiaco en sus últimas colecciones, las boutiques que venden cristales y paquetes de salvia “purificadora” se han convertido en las nuevas tiendas de plantas hipster y, ahora, podemos anunciar nuestra condición de ascendentes de Sagitario en todo, desde en los posavasos hasta en los cojines. La industria de los “servicios psíquicos” (que incluye la astrología, la quiromancia, la mediumnidad y el tarot) ha crecido. ¿Quién podría haberlo predicho? (Bueno... ¿ellos? ¿Tal vez?) La astrología también ha abandonado los confines de las salas llenas de humo de incienso y ahora está disponible para nosotros en nuestros bolsillos las 24 horas del día. La encontramos en Instagram, con analogías zodiacales basadas en Netflix y posts que lanzan cariños a cada signo. La app de horóscopos Co-Star tiene más de cinco millones de usuarios registrados e infinidad de mística moderna basada en datos de la NASA, con un toque de sarcasmo del siglo XXI. “No seas idiota”, reza una notificación. No hay nada que objetar.

Quizá parezca que el actual entusiasmo por la intervención cósmica se ha cocinado en un laboratorio de Instagram, pero los seres humanos llevan unos cuatro mil años utilizando las estrellas y los planetas para adivinar el significado en tiempos de agitación. El primer horóscopo de un periódico se imprimió en 1930, después de la caída de la bolsa de Wall Street. Hay muchas teorías en torno al actual auge, desde el declive de la religión organizada y la creciente ansiedad ecológica hasta el caótico panorama político y lo que sea que esté pasando con la vagina de Gwyneth Paltrow, pero la astróloga Francesca Lisette atribuye la tendencia a (¿qué más?) los propios planetas. “Los millennials nacidos entre 1983 y 1995 tienen a Plutón en Escorpio. Tal signo está estrechamente relacionado con lo oculto, el conocimiento prohibido y la transformación”, me dice Lisette. “La continuación de este interés por parte de la Generación Z (los que tienen aproximadamente entre ocho y 22 años) está conectada en gran medida con el tránsito de Neptuno por Acuario (un signo orientado a la tecnología, el futuro y la propia astrología), junto con la entrada de Plutón en Sagitario, el signo del buscador espiritual”. Y yo que pensaba que los astrólogos hablaban en clave…

Pero es hora de dejar de lado mi escepticismo para averiguar por qué mis amig@s se dejan aconsejar por los astros en lugar

de por mí (y mi infinita sabiduría); seguiré su ejemplo. Durante un mes haré exactamente lo que me diga el horóscopo. ¿Podrá ayudarme a entender lo que está sucediendo en el mundo? O, cómo piensa mi novio útilmente. ¿Será solo otra app en mi teléfono con la cual obsesionarme?

STARRY- EYED (ojos de estrellas)

La actual reina de la astrología es, sin duda, Susan Miller. Más de 17 millones de personas acuden cada mes a su sitio web (astrologyzone.com), para saber qué les deparan los planetas. Pharrell Williams y Alexa Chung son fans, y aunque no puedan consultarla sobre qué casa comprar como lo hizo Cameron Diaz (supuestamente), pueden pagar 4.99 dólares al mes por sus horóscopos diarios. Miller, junto con las aplicaciones (Co-Star, Sanctuary, The Pattern y TimePassages) se ha convertido rápidamente en una atracción mayor que Instagram. Yo, tomo instintivamente mi teléfono para comprobar mis horóscopos cada mañana, saboreando el pequeño chorro de dopamina al abrir cada uno. “¡Prueba algo nuevo!”, dice Sanctuary, así que me pongo un sombrero de jazz. “Es un buen momento para ponerse al día con las cartas o los correos electrónicos, también conectar con otros socialmente”, me indica TimePassages; lo siento como el empujón amistoso que necesito para poner en cero mi bandeja de entrada y hacer planes para la cena. Hay un montón de tópicos, pero, Sanctuary, que habla claro, pronto se convierte en mi favorita, no solo porque es la única aplicación que me desea un feliz cumpleaños (vamos, chic@s, tienen esa información), sino porque mientras las otras siempre me dicen que “aproveche mi propósito” y “conecte con las verdades más profundas”, Sanctuary me dice que “me ponga cómodo en un sillón bajo una cobija caliente”.

Aunque, claro, a veces, las lecturas son casi cómicamente inexactas. Miller predice: “Un impulso financiero de alguna parte inesperada, como redescubrir el dinero que olvidaste que habías ahorrado”. (Ok) el día antes de enterarme de que un cliente ha quebrado sin pagarme. Pero más seguido, son inquietantemente perceptivas. Cuando estoy agonizando por la autopromoción para un proyecto de trabajo, Co-Star dice: “La clave es no presumir. Deja que tus acciones difundan lo maravillosa que eres”. Elimino mi humilde alarde cuidadosamente editado y publico una foto de mis fideos instantáneos.

Creo, por supuesto, que todo esto podría tratarse del efecto Barnum, un fenómeno psicológico por el que la gente se identifica mucho con descripciones que son lo suficientemente genéricas como para aplicarse a una amplia gama de personas. Observo una obsesión moderna por la auto-taxonomía, lo cual explica la adicción casi patológica de nuestra generación por los cuestionarios del tipo: “¿Qué ingrediente de la pizza eres?” y, lo que es más grave, a las pruebas de ADN para todo, desde el rendimiento deportivo hasta la mortalidad futura. Por eso la astrología y los memes van tan bien juntos: el grandioso momento “soy yo” es un potente motivador en un mundo donde muchos individuos luchan por sentirse vistos.

“La astrología puede proporcionar un cierto lente y un espejo para que entendamos quiénes somos”, explica la psicóloga clínica Perpetua Neo, especializada en el entrenamiento de personas de alto rendimiento para que alcancen su potencial. Aunque no se ha demostrado científicamente la validez de los horóscopos, la doctora cree que pueden ser un útil mecanismo de supervivencia. “Que te digan que algunas cosas son inevitables puede darles sentido y ayudarte a superarlas”. Por su parte, la escritora Daisy Buchanan “se dio de bruces con la astrología” cuando le sobrevino una crisis profesional al final de sus 20 años (el famoso período del “retorno de Saturno”). “Me sentía tan desesperadamente insegura, adicta al ‘éxito’ –me confiesa–; pero tenía la sensación de haber logrado equilibrio entre la paz y yo, gracias a que estaba inmersa en todos los horóscopos que podía encontrar”. Aunque el hábito fue “muy reconfortante” durante un tiempo, Daisy acepta que al final se dio cuenta de que quería hacer que las cosas sucedieran por sí mismas sin esperar el permiso planetario. “Todavía me encantan los horóscopos, sin embargo, ya no me siento tan necesitada y desesperada por ellos”, afirma. “No espero que el universo me valide o castigue”.

La doctora Neo advierte que, como todo, la astrología puede ser peligrosa si le damos demasiado poder. “Cuando algunas personas dependen demasiado de los horóscopos, pueden vivir de una manera muy ansiosa”, asegura. “Tenemos que preguntarnos si esto nos ayuda. ¿Nos da un marco de sabiduría para crear nuestra vida, o es fuente de discapacidad y una muleta?”. Existe el peligro de que los horóscopos sombríos se conviertan en una profecía autocumplida. Una amiga, amante de la astrología, borró Co-Star cuando se dio cuenta de que la ponía nerviosa. “Decía constantemente que tendría problemas en el trabajo o en casa, y eso me ponía de mal humor, así que lo dejé”, me reveló. También está el “zodiac-shaming”, el problema real de discriminar a posibles parejas, roomies o incluso empleados con base en su signo, para lo que obviamente no hay excusa. Incluso para los capricornios.

“Desde los años 70, la espiritualidad alternativa es lo más cool”.

ERES TAAN…

Soy Acuario, según ello soy creativa, de espíritu libre y revolucionaria. Incluso cuando estoy sentada en casa viendo El amor es ciego, como todo el mundo. Empieza a sentirse como otra expectativa que no estoy cumpliendo. ¿Debería ir a más protestas? ¿Me hago un piercing? ¿Cómo puedo ser mi mejor yo acuariana? Hay pocos detalles frustrantes. Pero, en cierto modo, ese es el punto fuerte de los horóscopos modernos: se centran menos en la superación personal y más en el autocuidado. “Confía en ti misma”, dicen, o “controla tus tendencias perfeccionistas”. Muchas veces son menos una instrucción divina y más como una suave plática de ánimo con tu BFF, a quien realmente escucho. Kerry Ward, tarotista de Cosmopolitan, afirma que es común que las mujeres de mi edad usen la astrología como una “segunda opinión” imparcial para validar sus elecciones. “La gente quiere una vida perfecta e idealizada. Al llegar a la edad adulta, las decisiones y responsabilidades vienen con una gran carga de expectativas. Las cosas se sienten irreversibles.

Esa presión aumenta cada vez y cada paso se percibe catastrófico o ideal. Hay menos paciencia o voluntad de experimentar, de ver a dónde lleva algo”, me explica.

Así que, eso explica el boom actual de la astrología... No la expansión de nuestras mentes, sino lo contrario: la ansiedad por la perfección. Tenemos tanto miedo de tomar la decisión equivocada, de descarrilar accidentalmente nuestra propia felicidad con un torpe paso en falso. Es el discurso de Fleabag que nos habla al alma, pero en lugar de arrodillarnos frente a un sacerdote,

lo hacemos ante el sistema solar, preguntando: “¿Alguien puede decirme qué hacer?”. Porque, como la mayoría de la gente de mi edad, tengo muchas preguntas que me parecen demasiado grandes para responderlas por mí misma: ¿Está mi carrera estancada? ¿Debo casarme o tener un hijo? ¿O ambas cosas? ¿O ninguna de las dos? A veces, me siento como una sonámbula en la vida, dejando que todo me suceda en lugar de ir en busca de lo que realmente quiero. No sé lo que quiero de mi futuro; ¿será que lo saben los planetas?

Decido que la orientación a través de una pantalla no es suficiente; necesito ayuda en persona. Busco a Daliah Roth, la astróloga de Highgate, quien con su formación empresarial (tiene un MBA y dirigió una tienda de moda en Berlín antes de estudiar en la mundialmente conocida Facultad de Estudios Astrológicos en Londres), no podría estar más lejos de la imagen de adivino espeluznante al estilo de la profesora Sybill Patricia Trelawney. “No damos consejos. Eso es lo primero que se aprende como astrólogo”, comenta. “Creo que es muy, muy importante que la gente no confíe en la astrología para que tome sus decisiones por ellos”. ¡Oh! ¡Ups! Daliah no es una psíquica –insiste– y, definitivamente, no es una bruja. Ella considera que su trabajo está más alineado con el de un psicoterapeuta: permanece neutral, escucha, hace las preguntas adecuadas y da al cliente espacio para que llegue a sus propias conclusiones. Entonces, aunque los consejos están fuera de la mesa, es una sesión esclarecedora.

Al leer mi carta astral, que señala la ubicación de los planetas en el momento preciso en que nací, Daliah me dice que la independencia profesional es importante para mí, pero que anhelo la seguridad de una dinámica de grupo; ambas cosas ciertas. Señala un tránsito que tiene que ver con el estilo, la creatividad y la percepción pública, cuyas fechas coinciden perfectamente con el periodo que he pasado escribiendo y promocionando mi último libro (sobre moda). Y me revela que una transformación en mi quinta casa durante los próximos dos años sugiere un aumento de responsabilidades y compromisos a largo plazo, mientras que mi sol en Acuario indica que los niños serán una fuente de gran alegría en mi vida. No basta para apresurarme a quitarme el DIU, pero es tranquilizador; como ponerte unos lentes nuevos y ver el contorno borroso de mis deseos de repente enfocado.

En conclusión: ¿puede el horóscopo resolver mis problemas? No. Al igual que un largo café con mi mejor amig@, la astrología no tiene respuestas infalibles, sin embargo, tomada como a una pizca de sal, puede ser una fuente de consuelo, motivación y sentido común a la antigua. Al fin y al cabo, detrás de cada horóscopo hay un ser humano. Como señala Kerry Ward: “Cualquier cosa que nos haga hablar y pensar conscientemente sobre el desarrollo de nuestro carácter y nuestras elecciones en la vida, es algo bueno, seguramente”.

Y aunque no soy totalmente creyente, es justo decir que ahora tengo... curiosidad cósmica. Especialmente porque hacia el final de mi mes estelar, el collar que perdí apareció, enterrado en el bolsillo de una mochila. Esta es la parte espeluznante: es un medallón del zodiaco, en el que apenas había reparado cuando lo compré, grabado con el símbolo de Acuario. Se siente como un mensaje importante, de alguna manera. Pero supongo que un Acuario diría eso.

“Tengo muchas preguntas que me parecen demasiado grandes para responderlas por mí misma.”

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2022-12-01T08:00:00.0000000Z

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