¿Soy mala en establecer límites?

Es una habilidad que much@s de nosotr@s nunca aprendimos adecuadamente, pero definitivamente deberíamos hacerlo.

¿Sí sabes poner límites?

Tú nos deberías de enseñar cómo hacer esto de los límites.

Básicamente, eres la reina o rey del establecimiento (y cumplimiento) de límites saludables, lo cual es un gran logro porque son difíciles de establecer y aún más de mantener. Sin embargo, vale la pena. Las personas que los tienen claros suelen ser más felices y estar menos estresadas. Así que sigue haciendo lo que estás haciendo, y si alguna vez te encuentras con la necesidad de un reinicio mental, echa un vistazo a lo que te está agotando (¿trabajo? ¿familia? ¿relaciones? ¿todo lo anterior?) y considera cómo podrías crear nuevos parámetros de autoprotección en esas áreas.

No eres “mal@” en este tema, solamente te cuesta un poco de trabajo.

Como muchos otr@s, intentas establecer límites personales, pero sí, es difícil cuando la gente compite constantemente por tu atención. Acuérdate de que esto requiere práctica y que es importante tener límites claros para no acabar sintiéndote abrumad@ y menospreciad@. Solo puedes trabajar eficazmente si descansas eficazmente; esa misma lógica se aplica a todos los ámbitos de tu vida. Procurar que tus límites sean un poco más concretos mejorará la calidad de tus amistades, relaciones y tiempo libre.

Perdón, pero no es tu fuerte… Todavía.

Si has aterrizado aquí, puede que seas una people pleaser. Pero, ¡eh!, por lo menos, ahora estás plenamente consciente de que eres propens@ a dispersarte por el bien de los demás. Concéntrate primero en sacar tiempo para descansar y hacer saber a las personas de tu vida que necesitas un descanso. Habla con tu jefe sobre tu necesidad de un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal, y empieza a integrar más respuestas del tipo: “No, gracias” o “Lo siento, no puedo” en las interacciones con los demás. De paso, pon tu teléfono en “No molestar” de vez en cuando. Tú puedes.