MUNDUKOS

Esta es una crónica sin puntos y aparte, porque así viví la experiencia, sin pausas, dando a mi ser bien sin saber del tiempo.

Liz Castillo se dedica a viajar por el mundo; es toda una #nómadadigital. Por eso, nos encantó que quisiera compartirnos sus tips y trucos para ir a uno de sus destinos favoritos; ella vivió solita en Tailandia durante un tiempo. En su contenido, podrás encontrar más recomendaciones muy útiles y muchos destinos por conocer. Síguela en YT: Mundukos IG: @mundukos

Aquella piedra medicinal (que ahora conservo al centro de mi mesita de noche) representa toda la serenidad que cuatro días en Xcaret México ocasionaron en mí. Entre la ceremonia del cacao, la sonoterapia, el temazcal, la clase de yoga al pie del mar y los platillos veganos en su restaurante Bio, me sentí como si mi vida no fuera la de aquella editora sentada frente a la computadora –muchas veces, más de ocho horas al día– o yendo a eventos en la mañana para volver al teclado, o ya tecleando desde las 8 a.m. para llegar a tiempo al de la noche, con los tenis guardados en el locker del gym que no ha visitado ni la semana que corre ni la anterior, sino solo el domingo. Y entonces, cuando descubro el gimnasio del hotel, sin duda pienso: “No me iré sin venir este viernes, porque no me lo perdonaré”. Y sí, el entrenador (aquel que el día previo me decía, ¡vamos, no te veo presente en el circuito! –se refería al circuito de calistenia que caminé, no corrí, porque el sol me mató–) me tomó mi más bella foto en un gym, frente a un ventanal que dejaba ver la naturaleza tan verde y tan viva. Quizá digas: ¡Por Dios! ¿Estar en el paraíso para meterse al gym? Yo te respondo: no fue el gimnasio, sino el levantarme temprano, desayunar un típico mexicano en Mercado 17 –vibra frescura en cada una de sus estaciones de comida temática– e ir a entrenar no con el estómago lleno, sino con el corazón contento de mi tiempo conmigo. Aunque lo mismo ocurrió al estar tirada en aquel camastro con mi sexy traje de baño rojo –comprado para la ocasión, claro– mirando a la niña canadiense sumergirse en el agua del cenote (el hotel tiene varios artificiales y solo hace falta darse el tiempo de escoger en cuál te sentirás a gusto bajo el sol, o intentando el kayak; en mi búsqueda, yo llegué *sin darme cuenta* hasta Hotel Xcaret Arte, otro concepto del grupo –aparte está La casa de la Playa – de 900 suites también, pensado exclusivamente para adultos y dedicado al arte mexicano; el