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Vínculos tóxicos

No seamos nuestras enemigas invitando depredadores a nuestra vida; detéctalos a tiempo, se esconden hasta donde menos lo esperarías.

Por KIMBERLY ARMENGOL JENSEN

“Es por amor, no lo tomes a mal,

pero…”. Una frase que hemos escuchado cientos de veces, incluso, muchas de nosotras, diario. También uno de los abusos más crueles, de los menos detectables, ya que generalmente proviene de personas que amamos o consideramos parte importante en nuestras vidas. Parejas que de forma tierna se oponen a que te pongas esa falda que se te ve increíble, el pariente que considera “le debes algo” y, por ende, debes ayudarle y soportarlo. Cómo olvidar a la amiga que te halaga, pero siempre encuentra un detalle malo en ti o tiene la observación hiriente cuando necesitas un abrazo, o la que solo te busca cuando se le dificulta pagar las cuentas.

EL AMOR TODO LO PUEDE

A veces las alertas son muy evidentes, pero nos ciega el amor, sobre todo cuando de parejas se trata. ¿Cómo olvidar a ese novio que nos decía que nos veíamos mejor sin maquillaje? ¿Y qué tal el que poco a poco nos aleja de nuestro círculo de amistades o familia? El que asegura que te ayuda a ser una mejor persona.

Estos abusadores abundan en nuestro alrededor y alimentan sus inseguridades causándonos culpas y abusando de ese vínculo que nos une. ¡Cuidado con nuestros pensamientos! Estos personajes encuentran su energía en nuestros propios miedos. Saben chantajearnos bien, por esa necesidad que tenemos muchas de nosotras de formar una pareja y un plan de vida, también por esa absurda conjetura de que todos los hombres son iguales y más vale atrapar uno que ponerse a escoger y, al final, quedarse solas.

La agresión no solo es de tipo amorosa, también puede ser económica o de género, largos silencios, ignorarte o insinuar que estas loca, demeritar tus necesidades o burlas que hieren directo al alma. Incluso en las amistades se ejerce esta violencia pasiva, con aquella amiga que se convierte en alguien a quien debes satisfacer en todas sus necesidades disfrazadas de “favores”, “decisiones” o “acciones”. Confundir la amistad incondicional con abuso y maltrato. La línea es muy delgada y hay que saber identificarla.

LA TÍA PONZOÑA

Por desgracia, los peores monstruos que nos encontramos no siempre aparecen en los caminos del romance y el amor; a veces se esconden en el clóset de nuestra propia casa. En la infancia, K vivió el infortunio de tener a “la tía Ponzoña” metida en su hogar. Como buena ponzoña, la tía, fue la clásica arpía que se dedicó a mermar la confianza de K en sí misma. Cual hermanastra de Cenicienta, su boca siempre estuvo –y está– llena de frases venenosas en forma de flechazos en “buena onda”: cada día te ves más flaca, ya te están cayendo los años encima, esa ropa no le va a tu cuerpo, a tu edad... ¿¡ya para qué!?, y un repertorio infinito, digno de cada ocasión y reunión.

Este tipo de abusadores se creen con un derecho y poder sobre ti, solo por el vínculo que les une, pero recuerda que en tu vida la única persona necesaria y valiosa eres tú misma. Tú tienes la obligación de quererte y alejarte de donde te hieren. #ChicaCosmo aprende a poner límites, incluso de forma brusca. Si se van, descubrirás que solo te utilizaron, pero si se quedan, aprenderán a respetarte y valorarte como la maravillosa mujer que eres.

COSMO POWER

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2022-08-01T07:00:00.0000000Z

2022-08-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa