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Nosotras, hoy

¿Eres la misma mujer que antes de la pandemia? ¿Estos dos años cambiaron tus verdades absolutas? ¡Yo no soy la misma y tampoco quiero serlo!

Por KIMBERLY ARMENGOL JENSEN

Claro que K tampoco lo es. Acostumbrada a dar por hecho todo y pensarlo como si fuese ley escrita en piedra, consideraba que la vida era como una carretera de un solo sentido donde la única opción era avanzar. ¿Para llegar a dónde o para demostrar qué? En realidad, a ningún lugar y a nada.

La mayoría de nosotras nos acostumbramos al rush cotidiano: desayunar con prisa, tratar de llegar al gym, correr con desesperación a nuestra vida profesional, atender a la pareja e hijos y, de vez en vez, una escapada con amigas. Terminar el día, dormir y empezar de nuevo, un ciclo sin fin al que llamamos crecimiento o el típico: “Así es la vida”. ¡Nunca nos dimos el permiso de considerar otra manera de vivir! Vaya, algunas de nosotras ni siquiera lo cuestionamos, como si tratara de un orden universal inamovible.

Durante la pandemia, K valoró como nunca la libertad y su microcosmos. Comprendió que lo único que le importaba en realidad eran las personas que ocupan un lugar en su corazón y su capacidad de decidir cómo, dónde y cuándo quiere algo. Después del periodo en el que el encierro fue la única opción, K quiere vivir. ¿A qué se refiere? A probar todas las cosas que antes le daban miedo, hacer ese viaje que no se permitía porque “había mucho trabajo” y cultivar la relación con las personas a las que ama. Querer hacer y no tener que hacer. ¿Y tú, #ChicaCosmo? ¿Qué, en realidad, deseas vivir o experimentar?

¿CÓMO SERÍA?

En México, el home office permitió al 95% de la población económicamente activa continuar con sus funciones vía remota. Para algunos, se tradujo en problemas psicosociales como mayor presión, falta de convivencia social y agotamiento por reuniones virtuales constantes. Para otros, fue la fórmula de la felicidad y la solución al burnout ¿Para ti? Por la naturaleza de sus funciones, K tuvo que adecuarse a un modelo híbrido tratando de reducir el riesgo al contagio; le funcionó. De sus aprendizajes de este periodo entendió que, bajo ninguna circunstancia, quiere estar en un lugar al que entra en la mañana y sale de noche, donde las horas pasan lento, la meta es ver el fin de la jornada y la esperanza, el fin de semana. ¡No más! La productividad no está relacionada con esos modelos que nos hacen perder la vida.

¿Por qué no trabajar por objetivos y no por horas? Tristemente, muchos empleadores en México y en el mundo no están preparados para lo que representaría un cambio al modelo tradicional tipo fábrica. El meollo del asunto es saber cuál de los modelos productivos te hará feliz y, con ello, lograr al añorado éxito. Solo tú sabes qué te funciona y lo importante es que conduzcas en esa dirección. No dejarle a la inercia o al destino el camino por el cual andarás.

¿LO INTENTAMOS?

Que nos sirva de excusa el “posible fin” de la pandemia para replantearnos dónde estamos y a dónde vamos. No solo en lo laboral. ¿Fuiste feliz en esta etapa con la convivencia diaria con tu pareja? ¿Encuentras apoyo y paz en tu núcleo familiar, o viviste conatos de violencia? ¿Cuáles fueron los amigos que deseabas ver y cuáles son accesorios? ¿Estuvieron a la altura de las circunstancias? ¿Tu vida financiera es saludable como para enfrentar emergencias médicas? La pandemia nos enseñó que la vida es frágil y fugaz, también que a pesar de que como especie hemos logrado grandes avances científicos y tecnológicos, la vida humana es tan, pero tan delicada, como una pequeña mariposa volando en una caja llena de navajas.

Vive hoy, disfruta hoy, cambia hoy y ama hoy. Este es nuestro momento de decidir.

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2022-05-02T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa