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Érase una vez

La envidia, otro pacto por romper

Por KIMBERLY ARMENGOL JENSEN

el heteropatriarcado debe caer y mutar a algo más incluyente; a un género sensible, sobre todo justo. Aunque hay otro pacto por romper también, uno más escondido que el dinero de los políticos: el de la envidia. Desde pequeñ@s pactamos con esta, K lo sabe muy bien, ya que desde aquel entonces la experimentó, no de forma natural, sino inducida.

De niña, K sufría la ausencia de su madre, algo que no entendía, la marcó e hizo diferente a las demás, incompleta. En la escuela, K miraba cómo las mamás jóvenes llevaban a sus hijas a la escuela, sonrientes, vigorosas. K era llevada por su abuela, una mujer mayor con acento extranjero, pasos lentos y movimientos delicados.

Su mamá había muerto y K lo trataba de asimilar; pronto, al darse cuenta de su condición, las niñas y niños con familias “normales” hacían burla de su falta de madre y su abuela. ¿Te imaginas el dolor de K? Pues todo ese dolor se transformó en envidia, propiciada por la mofa sumada a la carencia de una terapia que la hiciera mirar su valor –el mismo de otras niñas– y comprender que lo sucedido no era su culpa.

Al crecer, K tenía un cuerpo bastante delgado, este fue también objeto de escarnio y comparaciones en casa, manifestadas en frases como: “Es que no comes bien”. “Comes cochinadas”. ¿Por qué no –en lugar de ello– orientarla acerca de los tipos de cuerpos y las etapas de desarrollo de una mujer? ¿Por qué acomplejar todavía más a quien no la estaba pasando bien? Por años, K –como muchas chicas– sintió envidia del cuerpo voluptuoso de la novia del tipo millonario, la del pelo hermoso..

Gracias a la terapia y las enseñanzas de vida, también a rodearse de gente no tóxica, K aprendió a valorar lo que es y tiene, incluso a aplaudir a las otras mujeres, sentirse orgullosa de sus enormes logros y virtudes.

Sí, suena muy difícil, sobre todo en un mundo tan machista donde aprendemos que vale más un coraje, una burla o la envidia misma, que el ver lo positivo en las otras personas. Pero, no es imposible.

Juntas podemos romper el pacto con la envidia, por lo que te pongo un reto. ¿Te atreverías a decir a tu archienemiga lo bien que luce, la próxima vez que la veas? Hazlo y pronto notarás que las dos se verán muy diferente entre sí, a partir de ese momento.

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2021-10-01T07:00:00.0000000Z

2021-10-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa