Dos caminos a la felicidad

Impulsados desde lugares muy diferentes, ellos han cultivado su bienestar físico y mental, hasta llegar a un lugar de consciencia admirable. En sus palabras, acciones y forma de vivir lo reflejan. Quizá por eso los hemos convertido en una especie de gurús

KEANU REEVES “Muchos necesitan felicidad para vivir, yo no.”

Las adversidades lo llevaron al mundo espiritual a través del budismo; desde el abandono de su padre a los tres años de edad hasta la depresión originada por las muertes de su mujer, hija y amigo (River Phoenix), más el cáncer de su hermana Kim. Nadie quisiera vivir algo así para convertirse en un mejor humano o encontrar la plenitud, Keanu transitó por ello y aprendió que nada es seguro ni controlable, aunque sí impermanente. Por lo mismo, ni a la idea de la felicidad se ha aferrado; quizá por eso percibimos en él a un ser más allá de lo terrenal, que cautiva al no comprender su despreocupación por sus millones y la fama, también por un deseo algo vago de emularlo. Sí, quisiera tener su cuenta bancaria y empresa de motos Arch Motorcycle, pero aún más esa capacidad de soltar, andar siempre con unas botas marrones y vestida de negro, donando $$$ a investigaciones sobre el cáncer.

WILL SMITH “La felicidad verdadera radica en hacer algo útil por los demás.”

El Príncipe de Bel-Air no habría tenido mejor intérprete que Smith; es él mismo. La risa, su abandono al paso de la vida y su amor hacia los demás. El joven William aportó mucho a la familia de su rico tío Philip Banks, así como el Will real ha sumado a causas sociales, cuidado de su familia y alegrado varios de nuestros días con su buen humor, frases elocuentes y actitud solidaria. Ni uno ni otro se deslumbraron con los diamantes, coches caros y las mansiones. El rapero se mantuvo durante los 148 episodios de la serie como el chico de barrio de buen corazón y el actor de Men in Black no cesa de ayudar a otros, como recientemente hizo al donar 100 mil dólares para que Nueva Orleans celebrara el Día de la Independencia con sus tradicionales fuegos artificiales. ¿Causa vana? El asunto es colaborar. Eso despierta su paz consigo mismo y le da felicidad.