LORD TORTURA CHINA

Hace unos meses conocí a un hombre muy interesante. Nuestras salidas duraban horas y horas porque a él no se le acababa la plática. Era dueño de una empresa dedicada a importar y exportar productos de China; un día me invitó a acompañarlo a uno de sus viajes, lo pensé dos veces pero acepté: GRAN error. Su conversación fluída se convirtió en una verdadera tortura; no se callaba, no me daba un momento de paz. Lo peor fue que me di cuenta de eso en las primeras dos horas de un vuelo de 23 de ida y 23 de regreso. Se dice que Dios da sus batallas más duras a sus mejores guerreros, pero yo en ese momento me preguntaba: ¿Dios, no tenías otra guerrera para esta difícil tarea? Moraleja: nunca acepten viajar con alguien a quien no conocen lo suficiente.