Belleza, efímera y subjetiva

La imagen femenina

ha sido idealizada a lo largo de la historia. A las mujeres se nos ha exigido cumplir con estereotipos de belleza; cómo debemos vestirnos, cuánto medir y pesar. En el mundo actual, las redes sociales han contribuido y exacerbado estos modelos, causando un trastorno que los expertos llaman “dismorfia digital”, significa: intentar parecernos a los filtros digitales en la vida real, lo que conduce a desarrollar una relación de inconformidad o rechazo de nuestro cuerpo.

A su vez, también han surgido plataformas donde se ha dado espacio a diferentes actitudes y opiniones de nuevas generaciones que se han mostrado más abiertas e inclusivas en la búsqueda de referentes. Hoy en día, ese “ideal” está representado por prototipos de belleza más diversos. Hay varios ejemplos: el movimiento Body Positive que se inició para romper con esos conceptos e impulsar una aceptación incluyente del cuerpo humano; también la cantante Rihanna, a través de su marca de lencería ha reivindicado la normalización de todo tipo de cuerpos; o el caso de Camila Cabello, quien recibió comentarios negativos después de ser fotografiada en top mientras hacia ejercicio, a los que la compositora respondió con un contundente texto de autoaceptación; o Billie Eilish, que se ha posicionado en contra del bodyshame (humillar a alguien por su aspecto físico) a través del video “Not my responsibility”.

Poco a poco, se han expandido y transformado aquellos estándares de belleza, así como las ideas preconcebidas respecto a las características del cuerpo. Sin embargo, aún es necesario hablar menos de la apariencia física de una mujer o de cualquier ser humano. Dentro de la nueva corriente Body Neutrality se busca –como su nombre lo indica– recuperar la neutralidad con relación a la imagen de una persona restándole importancia a la conversación sobre la misma.

El cuerpo es una mínima fracción de toda la ecuación. Es tan solo el molde externo de un infinito de aspectos y posibilidades –mucho más interesantes y complejos– de nuestra personalidad, incluso de nuestra existencia. La belleza no se define por la forma o tono de un cuerpo, por las habilidades físicas, ni por la edad. La belleza es cada vez menos una cuestión de estética externa y cada vez más del respeto hacia nuestro cuerpo, emociones y pensamientos. Es festejar nuestra individualidad. Se trata de comprender que la única persona autorizada para validarte, eres tú.