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Enrique Ponce Pausa su carrera en los ruedos

El valenciano anuncia que se retira del toreo por tiempo indefinido, tras ser uno de los mejores matadores de la historia

Por Roberto Emilio Palacios

El último torero consentido de la afición de la Plaza México, el español Enrique Ponce, dio a conocer sorpresivamente su retiro de los ruedos –por un ciclo sin definir–, tras más de 30 años de enfundarse el terno de seda y oro, como figura de los ruedos taurinos del mundo. “En este momento de mi temporada 2021 he decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido”, dijo Ponce en un comunicado que dio a conocer a través de sus redes sociales, la tarde del pasado 28 de junio.

Enrique Ponce nació un 8 de diciembre de 1971 en Chiva, Valencia, España. Con antecedentes taurinos, ya que su tío-abuelo fue el matador de toros valenciano Rafael Ponce “Rafaelillo”. Sin embargo, es su abuelo Leandro Martínez, quien le inculcó su afición por el toreo con apenas ocho años. A esa edad torea por primera ocasión, y al año siguiente, lidia su primer becerro.

Tras algunos festejos, debuta como novillero con picadores el 9 de marzo de 1988 en el coso de Castellón, para después presentarse en las dos primeras plazas de importancia de España: Las Ventas, de Madrid, y la Real Maestranza de Caballería, de Sevilla. Al año siguiente lidera el escalafón taurino novilleril con 59 festejos actuados.

Toma la alternativa el 16 de marzo de 1991, en Valencia, de manos de José Miguel Arroyo “Joselito”, y como padrino, Miguel Baez “Litri”, con el toro “Talentoso”, del hierro de Puerta Hermanos. Confirma su alternativa en Madrid, el 30 de septiembre de 1990, con el burel “Farruco”, de la dehesa de Diego Garrido, ante la presencia de su padrino, Rafael de Paula y, Luis Francisco Esplá, como testigo.

Se presentó en la Monumental Plaza México, el 13 de diciembre de 1992, con Guillermo Capetillo, como padrino, y David Silveti, como testigo de la ceremonia, con el toro “Nevado” de La Venta del Refugio, burel que lo hirió por primera vez en su carrera, con una cornada en el muslo derecho, de tal forma que ya no pudo salir a torear al segundo de su lote.

Durante 10 temporadas consecutivas (de 1992 a 2001), Ponce toreó más de cien tardes por año en Europa, para batir el récord que poseía “Joselito el Gallo”, quien actuó en más de un centenar de festejos durante tres campañas.

SU ROMANCE CON LA PLAZA MÉXICO

Luego de ese primer intento fallido en el ruedo capitalino durante la confirmación de alternativa, Ponce, poco a poco, fue ganándose el corazón de la afición, con faenas inmaculadas llenas de calidad, arte y buen gusto, pero que fueron opacadas con el acero, por lo que su registro fue muy bajo en el corte de número de orejas. Sin embargo, obtuvo el derecho de torear en la corrida estrella del 50 aniversario, el 5 de febrero de 1996. En aquella tarde cortó una oreja, con un vestido de luces, del mismo color que usó Manuel Rodríguez “Manolete” (tabaco y oro), cinco décadas atrás en 1946.

Su anhelado primer rabo en la Plaza México lo cortó hasta el 6 de noviembre de 2005, al toro “Protagonista”, de Fernando de la Mora. Mientras que el segundo fue a “Notario” del hierro de San José, el 8 de febrero de 2009. Dos faenas de época e inolvidables con capa y muleta, que le permitieron cortar los máximos trofeos, los números 118 y 121 en la historia del Embudo de Insurgentes.

EL ARTE DE LIDIAR LAS RESES BRAVAS

Ponce es un maestro del toreo. Su capacidad lidiadora le permitió hacer trasteos a bureles que prácticamente se podía lucir. Toreó cerca de dos mil 500 corridas de toros; estoqueó más de cinco mil toros e indultó a más de 50 astados, con salidas en hombros en todas y cada una de las plazas de España, Francia y Latinoamérica; con cuatro Puertas Grandes de Madrid, así como triunfos apoteósicos en Sevilla, Bilbao y la Monumental de Insurgentes.

Ponce es el matador de toros que más actuó durante la pandemia mundial por el Covid-19, con un total de 30 festejos –22 en 2020 y ocho en el presente año– en distintos cosos europeos. Pero, sin más, anunció que su carrera entra en una pausa, algo que conmovió a propios y extraños.

“A quienes durante más de tres décadas me han acompañado: lo primero que quiero deciros es gracias por su cariño y apoyo incondicional, en especial durante este último año de pandemia en el que decidí defender la tauromaquia y devolverle al mundo del toro lo mucho que me ha dado”, se leyó en el comunicado.

SU VIDA PRIVADA

Después de muchas temporadas en lo más alto del escalafón, en 2019 sufrió una gravísima lesión de rodilla toreando en la Feria de Fallas de Valencia. Se recuperó y volvió a ser el mismo en el ruedo.

Durante los últimos dos años, Ponce fue protagonista de la separación de Paloma Cuevas, hija del matador de toros Victoriano Valencia y con la que estuvo casado 28 años. Procrearon a dos hijas: Bianca y Paloma.

Enrique apareció en las revistas del corazón en meses recientes por el romance que salió a la luz pública, con una joven universitaria, Ana Soria, de 21 años de edad, mientras que el torero ya rozaba las cinco décadas.

El último paseíllo que hizo Ponce en la Plaza México, hasta el momento, fue la tarde del 9 de febrero de 2019, cuando actuó en el festejo por la disputa de el Estoque de Oro. En aquella ocasión no pudo lidiar al

toro de Julián Handam, que fue devuelto por inválido, y enfrentó a un sobrero de pinta colorada de La Joya. La última tarde de Ponce, que ya quedó en la historia, fue la del pasado domingo 27 de junio, en la Feria de San Juan y San Pedro, en la plaza de toros de León, España. En dicha tarde cortó dos orejas al primero de su lote del hierro de Hermanos García Jiménez, festejo en el que alternó con el caballista Pablo Hermoso de Mendoza y, a pie, con David Fandila “El Fandi”.

CARRERA PRODUCTIVA

De los toreros en activo, Ponce ocupa el cuarto puesto, con 31 campañas sin descanso, después del mexicano Eloy Cavazos, que se retiró en 2008, tras 42 temporadas, seguido por el español Curro Romero, con 41, y de Luis Francisco Esplá, que sumó 33 años ininterrumpidos.

Ahora con su retiro a sus 49 años de edad, Ponce no es el matador más longevo que vistió el terno de torear, pues el regiomontano Cavazos toreó hasta los 59; Rafael de Paula llegó a torear con 60 primaveras, y Curro Romero, con 66. Mientras que Antoñete, toreó su última corrida con 69 años recién cumplidos. Carlos Escolar “Frascuelo” lo hizo con 72 años, mientras que Pedro Romero, lo hizo, con 77, y Andrés Vázquez, lidió un novillo de Victorino Martín para celebrar su 80 aniversario en 2012. Por lo pronto, los capotes y las muletas que empleó para derramar arte en cada plaza, se quedarán guardados en la espuerta. Hoy Enrique Ponce, un torero dijo adiós al toreo… indefinidamente.

Caras sports

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2021-09-01T07:00:00.0000000Z

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