Vespa, mi amor

Viajamos al museo de Pontedera, en la Toscana italiana, donde a través de su historia y sus muchas versiones -artísticas, conmemorativas e icónicas- exponen al mítico scooter que ha sabido enamorar a cada generación. Desde los prototipos de la motocicleta

POR VALERIO COLETTA

2023-11-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa

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_ Motos

EN 1962, DOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES, Antonio Veciana y Santiago Guillem, decidieron dar la vuelta al mundo en 79 días en una Vespa 150 cargada con equipaje delantero y trasero. Partieron desde Madrid, el 12 de octubre, un día de fiesta, y recorrieron España, Francia, Italia, Yugoslavia, Grecia, Turquía, Irán, Afganistán, Pakistán, India, Singapur, Hong Kong, Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña y de nuevo Francia, hasta regresar a casa. Fue uno de los primeros grandes viajes de la historia y los dos jóvenes aventureros decidieron que necesitaban algo especial, querían llevar consigo una visión completamente nueva del mundo, anticipando que esa visión de la década sería cada vez más valiosa e indispensable. Con este deseo en el corazón, se dirigieron a Cadaqués, en la Costa Brava, para encontrarse con el mayor pintor contemporáneo: Salvador Dalí. El gran artista los recibió y convirtió su Vespa en algo único con pinceladas. Escribió su nombre y el de su musa Gaia con un barniz rojo brillante que parecía una franja de acero azul del chasis. En ese momento, Antonio y Santiago no lo sabían, pero habían creado la primera unión oficial entre la Vespa y el arte, dando vida al ejemplar más precioso del mundo, que hoy se exhibe en el Museo Piaggio de Pontedera. En este inmenso espacio de exhibición (el museo italiano más grande y completo dedicado a las dos ruedas), hay una sala entera dedicada a lo que aparentemente parece una relación extraña: a lo largo de los años, muchos artistas han intentado transformar este objeto de función muy preciso y cotidiano en algo más abstracto, que viaja por caminos simbólicos. Salvador Dalí, después de firmar la Vespa, dijo que la consideraba no solo como medio de transporte, sino sobre todo un símbolo de movilidad y libertad. El MoMA de Nueva York lo exhibe como uno de los máximos ejemplos de diseño industrial, pero en Italia están acostumbrados a verlo en los callejones de cada pueblo y en los semáforos de las grandes ciudades, lejos de las pasarelas y las galerías. Esta doble naturaleza hace que la Vespa sea una marca única en su género. En 2001, Piaggio decidió canalizar la creatividad de 14 artistas en un concurso llamado Vesparte. Surgieron modelos extremadamente originales e increíbles, como el Pezzo unico, de Nicolino di Carlo, completamente negro con sellos delante y al costado, o la Mucca pazza, de Paolo Ma, con una cubierta moteada en blanco y negro, pasto en la plataforma para los

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