Linda McCartney era fotógrafa, talentosa y fue el gran amor de Paul McCartney. Ésta es su fascinante historia.

La fotógrafa estadounidense era, según su esposo Paul McCartney, “muy divertida, inteligente y talentosa”. Le apasionaba la naturaleza y su familia, y vivió comprometida con el vegetarianismo.

POR EUNICE CASTRO ORCHILLÉS

2023-11-01T07:00:00.0000000Z

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Editorial Televisa

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Linda McCartney era fotógrafa, talentosa y fue el gran amor de Paul McCartney. Ésta es su fascinante historia. Han pasado 25 años de su muerte, pero su legado sigue vivo, y es que hace muy poco la Universidad de Arizona la reconoció con un doctorado honorario póstumo en Bellas Artes, sesenta años después de su paso como estudiante en la prestigiosa institución. Nacida el 24 de septiembre de 1941, en Nueva York, Linda Louise Eastman fue, sin duda, una artista excepcional que jamás dejará de inspirarnos gracias a su visión del mundo. Su padre fue Leopold Vail Epstein, un prominente abogado judío, quien cambió su nombre por el de Lee Eastman. De ahí nació la leyenda –errónea– de que Linda era la heredera de la poderosa multinacional Eastman Kodak. Su madre, Louise Sara Lindner Eastman, fue la heredera de la fortuna de las tiendas Lindner, fundadas por su padre Max J. Lindner. Linda fue la segunda de los cuatro hijos de los Eastman, quienes los criaron en una mansión estilo español en la calle Dolma, en Scarsdale, un suburbio del Nueva York judío. Según Danny Fields, autor de Linda McCartney: A Portrait, ella y su hermano mayor John amaban la naturaleza y exploraban bosques y ríos cercanos a su casa. ¡Linda también amaba los caballos y en la adolescencia se convirtió en una experta amazona! Con el paso de los años, Linda se graduó de bachillerato en la Scarsdale High School, en 1959. Después se matriculó en Arte, en la Universidad de Arizona, en Tucson. Allí conoció a Joseph Melvin See Jr., un estudiante de geología y antropología. Pronto se hicieron novios. Debido a que la chica prefería montar a caballo, abandonó la universidad y empezó a tomar clases de fotografía. Al enterarse, su padre le dijo que le retiraría el apoyo económico. Linda supo que tendría que ganarse la vida. Entonces ocurrió una tragedia: su madre murió en un vuelo de American Airlines, en Nueva York. Apenas despegó el avión, rumbo a Los Ángeles, descendió en picada casi vertical y se estrelló contra la bahía. No hubo sobrevivientes. Su padre estaba destrozado y Linda en un estado de confusión. En octubre de 1992, ella declaró a Harper’s Bazaar que debió haberse quedado en Scarsdale ayudando a sus hermanas Louise, de 12 años, y Laura, de 15, pero regresó a Arizona con su novio. “Era muy inmadura. Acabé escapando”, confesó Linda años más tarde. Pocas semanas después, quedó embarazada, y el 18 de junio de 1962, Melvin y ella se casaron. El 31 de diciembre de ese año dio a luz a Heather Louise. A finales de 1964, Melvin le sugirió a Linda mudarse a África y como la relación no marchaba bien, ella prefirió quedarse. Se divorciaron en junio de 1965. Linda decía de su ex que era “un buen hombre, geólogo y una especie de Ernest Hemingway”. Melvin tuvo un final trágico: se suicidó de un disparo en la cabeza a los 62 años. A TRAVÉS DE LA LENTE Aunque Linda vivió un tiempo con su padre y la nueva esposa de este, se independizó y se mudó a Nueva York, donde rentó un miniapartamento en el Upper East Side. Los muebles los obtuvo en el Ejército de Salvación. Ella comenzó a trabajar como asistente del director editorial de la revista Town & Country. Como toda joven de esa época, le fascinaba la música y los cantantes de rock and roll. Sin imaginarlo, muy pronto se le presentó una oportunidad que cambió su vida. En el verano de 1966, la banda The Rolling Stones ofreció una fiesta a bordo del yate SS Mar Panther, en el río Hudson. Linda consiguió un pase de prensa; era la única fotógrafa no oficial. Ella capturó las imágenes con su estilo fresco y espontáneo, superando las tomas realizadas por los fotógrafos oficiales. Mientras captaba a Mick Jagger, él se interesó en ella. Linda poseía una belleza serena, con su cabello natural, lacio y rubio, que le sobrepasaba los hombros. No usaba maquillaje y vestía con sencillez. Jagger y ella intercambiaron palabras y miradas. Él la invitó a una fiesta y ella le dijo que sí. Linda cubriría ese mismo evento con su novio ocasional David Dalton, editor de Hullabaloo, una revista de rock. David le había enseñado todo lo que sabía de fotografía. Al día siguiente, cuando Dalton vio las fotos que Linda le había tomado a The Rolling Stones, pensó que eran asombrosas, así que le compró algunas y le dio carta abierta para presentarse como fotógrafa de Hullabaloo. Linda le dijo a Dalton que Jagger quería su número de teléfono y él le sugirió dárselo. Un artículo titulado “Mick y yo”, fotografiado y escrito por Linda Eastman, salió publicado en marzo de 1967 en Hullabaloo. En él se hablaba de música y de la vida de Jagger. La noche de la entrevista el cantante estaba cansado y cuando terminaron de conversar, Linda decidió dejarlo descansar. Él prometió verla la próxima vez que estuviera en Nueva York. El artículo fue decisivo en la vida y carrera de Linda, y un hito en la historia de los fanáticos del rock and roll. A partir de entonces, ella fotografió a grandes artistas, como Eric Clapton, Aretha Franklin, The Who, Bob Dylan, The Beach Boys, Jimi Hendrix, The Doors y otros. Por esa época, una niñera cuidaba a su adorable hija Heather hasta que Linda regresaba del trabajo y se dedicaba por completo a la niña. AMOR A PRIMERA VISTA En mayo de 1967 Linda fue a Londres a tomar fotos de los músicos de Reino Unido, en especial The Beatles, la revolucionaria banda de rock formada en Liverpool, que en 1962 ya estaba integrada por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. El día 15, Linda se encontró con Paul McCartney en un concierto en el club Bag O’Nails. Sus miradas se cruzaron y ella le sonrió, ¡él se levantó y fue hacia ella cautivado por su rostro! Paul supo que Linda era de Nueva York y fotógrafa, y que estaba allí por trabajo. Ella tenía 26 años y él, 25. Cuatro días más tarde, Linda se presentó en la conferencia y fiesta de lanzamiento del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, en casa de Brian Epstein, mánager de The Beatles. Peter Brown y Steven Gaines, autores de The Love You Make: An Insider’s Story of The Beatles, cuentan que la lista de invitados a ese evento estaba limitada a la prensa de clase “A” y Brown era acosado por muchas personas del medio que querían asistir, entre ellas Linda. Brown decidió invitarla a cambio de una fotografía del músico Brian Jones, que él necesitaba. Linda se colocó a los pies de la silla de McCartney, y le tomó fotos desde ese ángulo mientras charlaban un poco. También fotografió al resto del grupo. Al día siguiente, ella regresó a Nueva York. Su compañero de asiento en el avión era su amigo Nat Weiss, socio de Brian Epstein, mánager de The Beatles. Todo el viaje Linda no hizo más que decirle que estaba enamorada de Paul McCartney y que se casaría con él, aunque Paul vivía en Londres con su joven y sofisticada novia, la actriz (1) Jane Asher, con quien había compartido el famoso viaje de The Beatles a India para consultar a un gurú. Linda siguió avanzando en su trabajo. Fotografió al gran Eric Clapton para un artículo de la revista Rolling Stone, publicado el 11 de mayo de 1968, convirtiéndose en la primera mujer en fotografiar al artista de la portada. Ella y Paul también aparecieron años después en la portada de dicha publicación, el 31 de enero de 1974. En mayo de ese mismo año, Paul y Lennon anunciaron en Nueva York la formación de la Apple Corps. y Linda les tomó fotos. Según el biógrafo Peter Ames Carlin, a Paul se le hizo muy familiar el rostro de Linda. ¿No la había visto en Londres un año antes? Paul le pidió su teléfono y ella lo garabateó en el dorso de uno de sus cheques bancarios. Paul no la llamó hasta el día siguiente, cuando estaba a punto de regresar a Londres, así que le pidió que lo acompañara al aeropuerto y la recogió en la limusina. En junio, Paul viajó a Los Ángeles y se hospedó en un bungalow del Beverly Hills Hotel. Llamó a Linda y pasaron un tiempo muy feliz. Ese mismo verano, él conoció en Londres a Francie Schwartz, una estadounidense de 23 años, quien fue a presentarle un guion y él le dio trabajo en la Apple Corps. Se hicieron amantes y, según contó Francie en su libro Body Count, Paul la instaló en su casa de la avenida Cavedish. Todo terminó tres semanas después cuando Jane Asher, la novia oficial de Paul los encontró juntos en la cama. El compromiso de Jane y Paul se rompió. Por años, Paul tuvo idilios con varias chicas, pero se sentía vacío, así que pensó en Linda, en su calidez, y le preguntó a Nat Weiss sobre ella. Él le contó su vida y le gustó lo que escuchó de la dulce fotógrafa. En septiembre de 1968, Paul le pidió a Linda que volara a Londres. Ella dejó a su pequeña hija Heather al cuidado de una amiga. El cantante estaba en el estudio cuando Linda llegó a Cavedish y encontró en la casa un terrible desorden y el refrigerador vacío. Ella tomó control de la situación mientras él trabajaba, y cuando estaban juntos le cocinaba, oían música y hacían el amor. Paul podía relajarse con ella, pues salían a pasear por caminos que él nunca había transitado. Así descubrió lindos paisajes y lugares que no sabía que existían. Juntos cantaban, charlaban y se reían. Ella era maternal con él y le recordaba los momentos felices que había vivido con su madre, Mary, una enfermera de maternidad en Liverpool, lugar donde él nació el 18 de junio de 1942. Mary murió de cáncer de seno en 1956, cuando él tenía 14 años. Hasta entonces Paul había sido infeliz, pero Linda le dio otra perspectiva a su vida. Más aún cuando se embarazó. El 12 de marzo de 1969 Linda y Paul se casaron en una sencilla ceremonia civil, en la Oficina del Registro de Marylebone. Linda tenía cuatro meses de embarazo. La noticia se filtró y en la calle se agruparon reporteros, fotógrafos y camarógrafos de TV. Las fanáticas lloraban, pues Paul les había destrozado el corazón: ¡era el último del cuarteto The Beatles que se había casado! Paul quería a la niña de Linda, Heather, como a una hija y con la aprobación de Melvin, su padre biológico, la adoptó y le dio su apellido. Ella se convertiría en una prominente diseñadora y ceramista. El 28 de agosto de 1969, Linda dio a luz en Londres a una niña a quien llamaron Mary, en honor a la madre de Paul. Él estaba feliz. La foto más famosa de Mary, de bebé, se la tomó Linda, saliendo de la chamarra de Paul, y apareció en la contraportada del álbum McCartney, lanzado cuando Paul dejó The Beatles y comenzó una exitosa carrera en solitario. Linda y Paul tuvieron más hijos. El 13 de septiembre de 1971, a ella se le presentó el parto de su hija Stella. Fue urgente una cesárea de emergencia en Londres. Paul, sentado fuera del salón de cirugía, rezó porque su hija naciera “en las alas de un ángel”. Hoy día (2) Stella es una de las diseñadoras de moda más famosas del mundo por su compromiso con la moda libre de crueldad. McCartney, que estaba formando junto con el músico Denny Laine un grupo de rock, se inspillamarlo ró en este hecho para Wings (Alas). Él amaba tanto a Linda, que no quería separarse de ella y la integró como vocalista y para que tocara el sintetizador en el grupo. Aunque fue criticada, Wings tuvo grandes éxitos, como “Mull of Kintyre”. Wings comenzó sus giras después del nacimiento de Stella, y los McCartney llevacon ron ellos a sus hijos. Un año después de la muerte de Jim McCartney, padre de Paul, nació James Louis (1977), el único varón de Linda y Paul, quien actualmente es músico, compositor y escultor. En 1980, los McCartney pararon las giras. Habían dado 102 conciertos en 13 países, a los que asistieron 3 millones de personas. Empezaron a pasar la mayor parte del tiempo en su finca de West Sussex, Inglaterra, con sus hijos, sus perros y sus caballos. EL PODER DE LA NATURALEZA Linda era vegetariana y protegía a los animales. Solía decir que “si los mataderos tuvieran paredes de vidrio, todo el mundo sería vegetariano”. Además, era miembro de organizaciones para cuidar el medio ambiente. De hecho, en 1989, publicó su libro de cocina vegetariana: Linda McCartney Home’s Cooking, un best seller. Ella era, sin duda, una autoridad en vegetarianismo e invitada especial a programas de TV. Asimismo, incursionó en el mercado de los alimentos congelados “listos para comer”, vendiendo millones de dólares en meses. Tan grande fue su éxito, que el famoso Hard Rock Cafe de Inglaterra incluyó dichos platos en su menú. En 1992, Linda publicó un libro de fotografías de figuras del rock: Linda McCartney’s Sixties: Portrait of an Era, un clásico. Ella produjo otros libros con imágenes de la naturaleza, plantas, animales y seres humanos. Linda fue nombrada la Fotógrafa Femenina del Año en Estados Unidos y sus trabajos fueron exhibidos en el Museo Victoria & Albert, de Londres, y en galerías alrededor del mundo. Pero el destino enfrentaría a Linda y a Paula una situación muy triste. En diciembrede 1995, la pareja anunció al mundo que ella padecía de cáncer dese no. Paules tuvo a su lado. Cuando Linda perdió el cabello, él la besó y le dijo: “Luces sexy”.Paul confesaba en las entrevistas que su esposa había inspirado las baladas románticas que escribió después de 1968, como “Maybe I’m Amazed”, “Lovely Linda”, “Long Haired Lady”, “My Love”, “We Got Married” y “Somedays”. El 11 de marzo de 1997, 32 años después de que The Beatles recibieran su MBE (Miembros del Imperio Británico), Paul McCartney recibió el título de sir, dado por la reina Isabel II, en el palacio de Buckingham, y fue notoria la ausencia de Linda, ahora convertida en lady. Ella estaba en quimioterapia. El tratamiento pareció eficaz al principio, pero en marzo de 1998 descubrieron que Linda tenía metástasis en el hígado y se agravó. Dos días antes de su muerte, ella y Paul dieron un paseo a caballo. Paul dijo que, en sus últimos momentos, él le pidió que se imaginara una idílica escena: “Tú estás montada en tu hermoAppaloosa. so caballo Es un lindo día de primavera y cabalgamos a través del bosque. Todas las campanillas se han abierto y el cieclaro”. lo es azul Al terminar la oración, ella cerró los ojos y abandonó este mundo. Linda murió el 17 de abril de 1998, a los 56 años, en Tucson, Arizona. Paul contó en una entrevista, que los dos últimos años, él y Linda los habían pasado luchando contra la enfermedad. Según él, su esposa siempre tuvo la esperanza de que lograría vencerla. “Mis hijos demostraron una increíble fortaletiempo. za todo el Linda continúa viviendo en cada uno de ellos”, expresó emocionado Paul. Ana Paula Domínguez es toda una institución en el mundo del yoga y el bienestar en México. Desde hace 20 años inspira a las personas a estar y sentirse bien y, en los últimos tiempos, a alcanzar sus sueños y metas. Cuando Ana Paula tenía ocho años, un hecho fortuito marcó su destino. Un día, mientras estaba en el supermercado con su mamá, alguien se les acercó y les dio una tarjeta para invitarlas a una clase de yoga. En ese tiempo, su mamá pasaba por una etapa de estrés, así que no dudó en tomar la recomendación. Ana Paula también asistió a la clase. Sin imaginarlo, ese fue el inicio de una práctica para toda la vida. Llegada la adolescencia, hizo una pausa, pero al entrar a la universidad la retomó y nunca más la dejó: “Encontré mucho en el yoga, me di cuenta de que si meditaba mi cabeza funcionaba mejor”, nos cuenta. La influencia del yoga fue tan poderosa que aun estudiando Relaciones Internacionales, y teniendo una exitosa faceta como locutora y conductora de televisión, Ana Paula decidió hacer un cambio de vida y dedicarse al Ayurveda y al Kundalini Yoga, e iniciar una noble misión: promover estilos de vida saludables e inspirar a las personas a lograr sus propósitos. SER Y ESTAR BIEN Ana Paula lo ha tenido claro siempre y es el mensaje que comparte feliz a sus seguidores y alumnos, ya sea a través de sus talleres y clases, de los posteos en sus redes, de los encuentros anuales de yoga que lleva haciendo desde hace 20 años a través del Instituto Mexicano de Yoga, de programas y capacitaciones con empresas, de sus conferencias y de los espacios donde se presenta: “Todos tenemos la capacidad de aprender a estar bien en la vida, a través del autoconocimiento y de ‘estar en nosotros’, de encontrar un balance, la armonía física, mental y emocional. Y desde ese ‘estar en nosotros’ podemos lograr nuestros objetivos en la vida”. En esta búsqueda del balance emocional y físico, Ana Paula Domínguez ha encontrado enormes satisfacciones y reconocimientos. Hace 20 años fundó el Instituto Mexicano de Yoga, el cual dio origen al Encuentro de Yoga, una experiencia de equilibrio y autodescubrimiento, además, ha escrito cuatro libros y es directora del Mother’s Day, un evento anual que busca empoderar a las mamás. Recientemente ha empezado a trabajar con empresas, con el programa “Cerrando ciclos, abriendo posibilidades”, cuya meta es llevar a los colaboradores y empleados a “entender dónde se encuentran en este momento, si se están dando tiempos para su vida personal y sueños, o si los han dejado de lado, para que puedan darse cuenta qué deben soltar y hacia dónde van, cuál es su intención y el proceso para lograr sus metas”, nos explica Ana Paula. Herramientas como técnicas de respiración, movimiento, concentración, meditación y estar en el presente, tema que aborda en su reciente libro, La magia de estar presente, son parte de estos encuentros de crecimiento personal que, sin duda, nos inspiran y nos llevan a soñar con una vida mejor.

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